29 diciembre 2013

Ero-gauza, nire laguna

     Entré a las redes sociales como parte de mi rutina al encender el computador, una costumbre que no me deja casi nada productivo pero que conservo porque, gracias a ella, he encontrado amigos de cuando en cuando, antiguos y nuevos amigos, y hasta un perfecto tocayo en una de las más españolas regiones de la península del poniente meridional europeo. Todo normal y sin novedad como casi todos los días ... aguarda ... en twitter "País Vasco" es la tendencia No. 1 en Perú -cuando mucha gente mete su cuchara en un tema, este se convierte en "tendencia"- sí, en Perú, un país localizado también en el poniente meridional, de las Américas en este caso. ¿País Vasco como tendencia nacional No. 1? ¿día de los inocentes, la ETA resucitó en las selvas amazónicas, los Galarreta-Arteta tomaron Machu Picchu por la fuerza? ninguno de los anteriores, era que la selección de fútbol peruana había viajado hasta Bilbao a recibir una goleada de aquellas.

     Podría decir en descargo del balompie nacional peruano que el
combinado peruano de hoy fue formado por un entrenador ilustremente desconocido, con jugadores cuya fama y trayectoria es aún más desconocida. Sus ignotas ilustrísimas, a juzgar por el resultado, ahora me explico el ínfimo tamaño de vuestra fama. Como otro descargo puedo esgrimir la falta de información de la selección de los peruanos ignorados por la fama: ¿cómo podría un grupo de desconocidos deportistas limeños saber que País Vasco no es un país? ¿saber que es una comunidad autónoma que no reúne a todos los vascos del mundo? ¿saber que muchos reyes visigodos de antaño soñaron con Domuit Vascones sin lograrlo? ¿saber que los vascos lucharon contra moros en el sur y carolingios en el norte? ¿saber que el equipo que le propinó una tanda de goles fue formado por jugadores de la primera división española y no de la regional vasca? ¿saber que los vascos jugarían como herederos de su selección del ´37 mientras que el combinado peruano no tenía ni noticia de la selección del Perú que avergonzó a Hitler el ´36?

     País Vasco tendencia twitter en Perú, vaya cosa de locos. Ero-gauza, nire laguna.

21 diciembre 2013

Felices Natividades.

     Pavo al horno, puré de manzana y chocolate caliente integraban la cena que siempre representó mi segunda parte favorita de las fiestas de fin de año. La primera parte era la furtiva visita del niño Jesús a los dormitorios de los niños ya bien entrada la noche. El niño Jesús de nuestra imaginación venía con el consabido regalo que previamente le habíamos dejado saber por correo. Confieso haber pasado alguna noche dormido en algún puesto de vigilancia, camuflado tras una manta, con la intención de ver pasar raudo al obsequiante en la oscuridad del cuarto. No conseguí verlo pero en mi decepción, algo cómplice, empezó a decantar en el subconsciente la tradición de esperar a que el mundo estuviera profundamente dormido para dejar los regalos que se abrirían con regocijo al día siguiente. Buenos tiempos. Buenas Fiestas. ¡FELICES NATIVIDADES A TODOS!

12 diciembre 2013

Hay médicos y médicos.

     Mi hija siente que, físicamente, su corazón late más rápido de lo normal y un chequeo médico somero determina que, sí, su corazón es mucho más ágil que el promedio. Un cardiólogo, que atiende a cientos de pacientes en el sistema municipal de salud de Lima, le diagnostica un grave problema cardíaco congénito. De acuerdo a un simple electrocardiograma que sostiene en sus manos, le asegura que ella ya ha sufrido varios infartos sin percatarse. Su salud está en un estado tan grave que debe renunciar a su trabajo en la altura del Cusco y hacerse muchos estudios -obviamente muy caros- que se realizan exclusivamente en la clínica privada limeña donde el médico portador de la mala noticia complementa su horario. Este cardiólogo, a sus tiernos 28 años ya es accionista del centro médico privado que nos recomienda gracias a su aporte de una moderna máquina importada de pruebas especiales del corazón, por lo que puede hacer un descuento especial a sus pacientes. Éxito.

     Dos semanas y varios estudios después, otro cardiólogo, que atiende a miles de pacientes en el sistema hospitalario estatal del Perú y no es accionista de ninguna empresa hospitalaria, recibe a mi hija y le explica que la posibilidad de que ella tenga la afección cardíaca que el joven y exitoso médico del párrafo anterior le indicó es de 1 en 1 millón y que, a simple vista de un nuevo electrocardiograma -sumado al anterior y los otros estudios-, ella nunca tuvo problema alguno fuera de su rinitis alérgica, típica de los habitantes de la húmeda Lima. El médico, ya entrado en años de amplia experiencia, dedica 30 minutos de su precioso tiempo para explicarle a mi ahora aliviada hija, con lujo de detalles, por qué su corazón se agita sin estar enferma y cómo ponerlo en vereda con simples cambios de rutina. Tampoco escatima tiempo, ya en tono coloquial, para buscar las razones por las que algunos de sus colegas de las nuevas hornadas de la medicina en el Perú son tan adoradores del dios dinero. Ética.

     Unos días después, una cardióloga intervencionista, que desarrolla procesos innovadores en quirófanos del sistema privado de hospitales en los EEUU, viendo un simple electrocardiograma enviado por Internet, le corrobora a mi hija que no tiene ningún problema cardíaco ni tuvo infarto alguno en su vida, qué ocurrencia. La cirujana, mexicana de nacimiento y crianza, es una eminencia en la práctica pero sin suficiente voz en la edición de artículos científicos de publicaciones especializadas pues sus grandes éxitos en el quirófano son eclipsados, quizás, por su acento hispano al hablar inglés o la omnipresencia de sus colegas cazadores de logros ajenos. Coraje.

10 diciembre 2013

Aún sin saber qué hacer con los pedazos del Tahuantinsuyo.

Por: Jaime Galarza

El Perú es un país sin liderazgo. Por siglos las masas han estado a la búsqueda de uno verdadero. En realidad, estas se dividieron históricamente entre una parte nativa u original que se replegó psicológica y materialmente ante la arremetida homicida de lo foráneo en el siglo XVI y otra, la mestiza, que se alió a occidente. Al hacerlo, estos últimos se condenaron a la irrelevancia cultural porque, ¿Con qué se identifica un mestizo? Ha intentado hacerlo con occidente pero es evidente que es más un bastardo de aquel ya que no puede legítimamente asumir ninguno de los frutos de la cultura occidental y lo que obtiene por sus “servicios” es desprecio y en el mejor de los casos migajas de poder. En su necesidad por identificarse con algo, el mestizo reclama que es occidental y en esta lucha contra sí mismo –en un esfuerzo inútil y absurdo a lo Sísifo- recibe como castigo el tener que empujar perpetuamente esta roca enorme de su propia mediocridad y falta de identificación. Las élites peruanas compuestas de criollos y mestizos han tratado de crear una serie de elementos integradores -uno de ellos es la gastronomía. El resultado de estos intentos ha sido un fracaso ya que hasta que el elemento original no haya sido integrado y se convierta en elemento paradigmático de una nueva sociedad donde lo original vuelva a retomar el lugar que le corresponde, no podremos realmente progresar y desarrollarnos. Esto se evidencia cuando nos comparamos con la China y la India –países que hasta casi mediados del siglo pasado fueron colonias y empezaron mucho más tarde que nosotros en la carrera hacia el desarrollo. A pesar de ello, ambas son ya potencias mundiales fundamentalmente porque sus élites son nativas y se reflejan en la población general. No hay una mentalidad colonial y decadente. En esos países, lo auténtico pasa a través de todo el espectro cultural desde lo lingüístico, las creencias, valores, normas todo dentro de una ideología compartida. Por eso, los chinos, los hindúes, los iraníes, etc., por no tener este síndrome de Mr. Hyde y Dr. Jekyll, han logrado superar materialmente a muchos de sus “iguales” tercermundistas. ¿Cuántos años de dizque crecimiento hemos tenido en el Perú? ¿Qué resultados podemos mostrar? Los poderes fácticos, empachados de su “éxito” económico, esperaban las felicitaciones del caso cuando Michael Porter de Harvard nos visitó el año pasado. En vez de ello desnudó la pusilanimidad de los criollos y sus facilitadores. Básicamente lo que dijo fue que “…el crecimiento del Perú es una ilusión y no es real.” Más aún, el crecimiento peruano está basado entre otras cosas en el crecimiento de las exportaciones primarias, o sea escarbar la tierra y venderlo fuera. ¿Queremos volver a ser relevantes en el mundo? Pues debemos volver a retomar nuestra historia; no la insignificante, humillante, mediocre y semi-esclava que se instaló en 1532 sino la grande, orgullosa y gloriosa que existía antes. Los que dicen que eso no es posible decían lo mismo de Sudáfrica pre-Mandela, de EEUU pre-Martin Luther King, de la India pre-Gandhi. Sí se puede.

06 diciembre 2013

Mandela y las puertas que nunca debieron cerrarse

Por: Adriana Marcés

Allá por los 90´s, no me dejaron entrar a varias discotecas. Huelgan explicaciones del porqué, pero para quien no recuerda era obvio que las cholitas oscuritas no merecíamos socializar ni mezclarnos con clases y razas delirantemente consideradas mejores, siendo lo más triste que otros igualito de cholos que una eran los que te ninguneaban en la puerta. Lo que en esas épocas veinteañeras dolía y causaba rabia se fue volviendo algo trivial, total, para qué querría yo entrar donde no me quieren, pero esa actitud misia de "a poco que ni quería" muchas veces es lo que hace que algunas lepras sociales se enquisten y perduren, como hasta ahora, solapadas o no, y hace normales desigualdades sin razón de ser. Es deber de cada uno de nosotros vivir y formar a nuestros hijos en la igualdad, para que no vayan por la vida con la tara de juzgar a otro por cuánto marrón le tocó en la repartición de color. Activismo cotidiano y pacífico para que sean mejores que nosotros, y a la vez mantener el recuerdo de los que sí tuvieron el coraje de luchar contra la irracionalidad y el absurdo. Mandela puede seguir viviendo si nosotros mantenemos su legado, y si lo que enseñó lo llevamos en nuestro día a día. Es simple: muchos no entramos a la discoteca, pero él se pasó 27 años en la cárcel solo por pensar que tu color no explica quién eres. Tremendo héroe, merece seguir vigente.

La proa horadada por un cañoncito

     Julián ya se sentía libre de todo posible problema legal por sus triquiñuelas financieras del año pasado
pues ya habían anterior algunos meses y nada de qué preocuparse mucho había pasado, si no contamos con unas cuantas llamadas a casa -pocas felizmente-, un grupo de mensajes electrónicos que había que responder para que no se conviertan en llamadas, y una sesión de conciliación infructuosa en la institución gubernamental de protección al consumidor. Siguió, entonces, con su vida normal de viajes, cenas en restaurantes caros, concursos de danzas majestuosas, fotos en sociedad. Julián nunca lo esperó, pero igual le llegó.

     Nunca lo esperó porque sus iniciadores en el manejo de cuentas de inversión nunca le mencionaron esa posibilidad cuando lo convencieron a entrar a trabajar la veta FOREX, veta casi virgen. Por lo demás, había seguido las instrucciones cuidadosamente. Había desaparecido su nombre en el registro de propiedades. No había hecho propaganda directa de captación de clientes en el mercado sino que había recibido sólo a la gente que reclutaba su equipo de captación que trabajó en base a reputadas recomendaciones a él, a Julián, como ficha segura para inversiones. Había hecho una empresa de asesoría empresarial con capital mínimo. Había negociado sólo con la empresa FOREX que le presentaron, la de la filial en el paraíso financiero de una isla europea. Se había comido largas horas de trasiego financiero frente a la computadora con lo que sabía del Diplomado en Inversiones CFA Nivel 1 que había hecho online -ya el certificado lo sacaría luego-. Tramitó montones de documentos que lo hicieron, en teoría, administrador omnímodo de una gran cuenta de inversiones. No había forma de caer, le habían dicho, era totalmente intocable por la ley de nada ni de nadie.

     Todo fue viento en popa pues los clientes firmaron esperanzados los documentos que les presentó. Y es que a Julián le había quedado claro que no había que arriesgarse a perder clientes por dos o tres papeles, así que sí era una chamba crucial ver quién firmaba qué, pues hubieron quienes preguntaron detalles más específicos, quienes realizaron cálculos de beneficios anualizados, quienes hablaron de predicción de ingresos y quienes tuvieron recelo por su dinero; entonces estos debían firmar menos documentos, nunca pedirles que rubriquen notificaciones de riesgo de perdida total y, nunca jamás, firmar un poder que le permitiría a Julián hacer y deshacer con las transacciones de la cuenta.

     Y así fue. Hizo y deshizo con las transacciones, los tiempos, los montos, los ratios de apalancamiento, las protecciones contra pérdidas repentinas. Todo lo que hizo lo deshizo diligentemente en cercana coordinación con sus mentores, lejos de sus clientes, grabándose la actividad online en la partición espejo de reglamento para estos menesteres. Quedó así guardada la información de las miles y miles de transacciones pulga que hacía él quemándose las pestañas. Pero Julián había confiado, había depositado su fe en los respetables faros en el océano de la competencia financiera que lo habían escogido a él, precisamente a Julián entre tantos, para abrirle una puerta en el mundo de las inversiones internacionales. Tanta era su confianza en sus guías, que no se inmutó mientras usurpaba la identidad de sus clientes al firmar por ellos en una empresa certificadora de firmas electrónicas, algo criminalmente ilegal en toda comarca en la tierra. Tampoco se preguntó si el espejo informático que grababa la información de las transacciones que él mismo hacía y deshacía no estaría realizando alguna otra función, tal como, digamos, revertir las transacciones hechas y deshechas por él, en sentido exactamente contrario, en otra cuenta. O sea, al mismo tiempo real en que perdía todo el capital en la cuenta de inversión de sus confiados clientes, lo ganaba automáticamente en otra cuenta de cuya existencia se enteraría cuando ya fuera demasiado tarde para sacar la mano del fuego. Al fin, ése es el propósito de los espejos, reflejar en sentido contrario.

   Una vez que se cumplió la fácil misión de pérdida total del capital de la encomendada cuenta de inversión, Julián se deshizo del control de su pequeña empresa de finanzas e inversiones dejándosela a un chico universitario a cambio de un préstamo y pasó a organizar conferencias financieras con el propósito de encontrar pupilos, que como él con su mentores, dieran la vida por él; buscaba así subir un peldaño en la pirámide donde ya casi se sentía a sus anchas. Pero fue demasiado tarde.

    Fue demasiado tarde pues Julián está ahora metido hasta la coronilla en una situación legal más que peliaguda; sin importar lo que haga, saldrá perdiendo. Que pierda poco o mucho dependerá de sus pasos subsiguientes. Perder poco significaría para él prisión condicional y pago de multas con resarcimiento a su víctima, mientras que perder mucho sería dar con sus huesos en la cárcel hasta el día después que sus hijos se olviden de él. Sin embargo, la pregunta subsiste ¿será poco o mucho lo que perderá Julián? Lo más probable es que pagará mucho pues continuará escuchando como oráculo legal al encopetado abogado que le han presentado sus mentores, quienes seguirán cultivando su fidelidad inquebrantable, más aún si termina fuera de circulación. El jurisconsulto de marras, abogado al fin, lo tranquilizará con la certeza imaginaria que todo irá bien para Julián, que el prevaricato y los delitos contra la función judicial son cuentos de hadas, que la vida es una hermosura, que la vida es un carnaval.

     De tomar esa línea de acción, Julián podrá reflexionar, con todo el tiempo que le concede la sombra tras las rejas, que nunca se debe confiar dos veces en el mundo paralelo del dinero fácil. "Debí preguntarle a mi primo el que litiga para tratar el mal menor del arrepentimiento" se dirá a sí mismo en silencio, "Ahora estaría en casa con mi familia y firmando mensualmente un libro en el palacio de justicia si no hubiera escuchado a ese abogado de mierda que juró limpiarme de polvo y paja" se repetirá hasta en sueños. Pero polvos y paja serán precisamente los que le sobrarán a Julián en la cárcel.