29 diciembre 2013

Ero-gauza, nire laguna

     Entré a las redes sociales como parte de mi rutina al encender el computador, una costumbre que no me deja casi nada productivo pero que conservo porque, gracias a ella, he encontrado amigos de cuando en cuando, antiguos y nuevos amigos, y hasta un perfecto tocayo en una de las más españolas regiones de la península del poniente meridional europeo. Todo normal y sin novedad como casi todos los días ... aguarda ... en twitter "País Vasco" es la tendencia No. 1 en Perú -cuando mucha gente mete su cuchara en un tema, este se convierte en "tendencia"- sí, en Perú, un país localizado también en el poniente meridional, de las Américas en este caso. ¿País Vasco como tendencia nacional No. 1? ¿día de los inocentes, la ETA resucitó en las selvas amazónicas, los Galarreta-Arteta tomaron Machu Picchu por la fuerza? ninguno de los anteriores, era que la selección de fútbol peruana había viajado hasta Bilbao a recibir una goleada de aquellas.

     Podría decir en descargo del balompie nacional peruano que el
combinado peruano de hoy fue formado por un entrenador ilustremente desconocido, con jugadores cuya fama y trayectoria es aún más desconocida. Sus ignotas ilustrísimas, a juzgar por el resultado, ahora me explico el ínfimo tamaño de vuestra fama. Como otro descargo puedo esgrimir la falta de información de la selección de los peruanos ignorados por la fama: ¿cómo podría un grupo de desconocidos deportistas limeños saber que País Vasco no es un país? ¿saber que es una comunidad autónoma que no reúne a todos los vascos del mundo? ¿saber que muchos reyes visigodos de antaño soñaron con Domuit Vascones sin lograrlo? ¿saber que los vascos lucharon contra moros en el sur y carolingios en el norte? ¿saber que el equipo que le propinó una tanda de goles fue formado por jugadores de la primera división española y no de la regional vasca? ¿saber que los vascos jugarían como herederos de su selección del ´37 mientras que el combinado peruano no tenía ni noticia de la selección del Perú que avergonzó a Hitler el ´36?

     País Vasco tendencia twitter en Perú, vaya cosa de locos. Ero-gauza, nire laguna.

21 diciembre 2013

Felices Natividades.

     Pavo al horno, puré de manzana y chocolate caliente integraban la cena que siempre representó mi segunda parte favorita de las fiestas de fin de año. La primera parte era la furtiva visita del niño Jesús a los dormitorios de los niños ya bien entrada la noche. El niño Jesús de nuestra imaginación venía con el consabido regalo que previamente le habíamos dejado saber por correo. Confieso haber pasado alguna noche dormido en algún puesto de vigilancia, camuflado tras una manta, con la intención de ver pasar raudo al obsequiante en la oscuridad del cuarto. No conseguí verlo pero en mi decepción, algo cómplice, empezó a decantar en el subconsciente la tradición de esperar a que el mundo estuviera profundamente dormido para dejar los regalos que se abrirían con regocijo al día siguiente. Buenos tiempos. Buenas Fiestas. ¡FELICES NATIVIDADES A TODOS!

12 diciembre 2013

Hay médicos y médicos.

     Mi hija siente que, físicamente, su corazón late más rápido de lo normal y un chequeo médico somero determina que, sí, su corazón es mucho más ágil que el promedio. Un cardiólogo, que atiende a cientos de pacientes en el sistema municipal de salud de Lima, le diagnostica un grave problema cardíaco congénito. De acuerdo a un simple electrocardiograma que sostiene en sus manos, le asegura que ella ya ha sufrido varios infartos sin percatarse. Su salud está en un estado tan grave que debe renunciar a su trabajo en la altura del Cusco y hacerse muchos estudios -obviamente muy caros- que se realizan exclusivamente en la clínica privada limeña donde el médico portador de la mala noticia complementa su horario. Este cardiólogo, a sus tiernos 28 años ya es accionista del centro médico privado que nos recomienda gracias a su aporte de una moderna máquina importada de pruebas especiales del corazón, por lo que puede hacer un descuento especial a sus pacientes. Éxito.

     Dos semanas y varios estudios después, otro cardiólogo, que atiende a miles de pacientes en el sistema hospitalario estatal del Perú y no es accionista de ninguna empresa hospitalaria, recibe a mi hija y le explica que la posibilidad de que ella tenga la afección cardíaca que el joven y exitoso médico del párrafo anterior le indicó es de 1 en 1 millón y que, a simple vista de un nuevo electrocardiograma -sumado al anterior y los otros estudios-, ella nunca tuvo problema alguno fuera de su rinitis alérgica, típica de los habitantes de la húmeda Lima. El médico, ya entrado en años de amplia experiencia, dedica 30 minutos de su precioso tiempo para explicarle a mi ahora aliviada hija, con lujo de detalles, por qué su corazón se agita sin estar enferma y cómo ponerlo en vereda con simples cambios de rutina. Tampoco escatima tiempo, ya en tono coloquial, para buscar las razones por las que algunos de sus colegas de las nuevas hornadas de la medicina en el Perú son tan adoradores del dios dinero. Ética.

     Unos días después, una cardióloga intervencionista, que desarrolla procesos innovadores en quirófanos del sistema privado de hospitales en los EEUU, viendo un simple electrocardiograma enviado por Internet, le corrobora a mi hija que no tiene ningún problema cardíaco ni tuvo infarto alguno en su vida, qué ocurrencia. La cirujana, mexicana de nacimiento y crianza, es una eminencia en la práctica pero sin suficiente voz en la edición de artículos científicos de publicaciones especializadas pues sus grandes éxitos en el quirófano son eclipsados, quizás, por su acento hispano al hablar inglés o la omnipresencia de sus colegas cazadores de logros ajenos. Coraje.

10 diciembre 2013

Aún sin saber qué hacer con los pedazos del Tahuantinsuyo.

Por: Jaime Galarza

El Perú es un país sin liderazgo. Por siglos las masas han estado a la búsqueda de uno verdadero. En realidad, estas se dividieron históricamente entre una parte nativa u original que se replegó psicológica y materialmente ante la arremetida homicida de lo foráneo en el siglo XVI y otra, la mestiza, que se alió a occidente. Al hacerlo, estos últimos se condenaron a la irrelevancia cultural porque, ¿Con qué se identifica un mestizo? Ha intentado hacerlo con occidente pero es evidente que es más un bastardo de aquel ya que no puede legítimamente asumir ninguno de los frutos de la cultura occidental y lo que obtiene por sus “servicios” es desprecio y en el mejor de los casos migajas de poder. En su necesidad por identificarse con algo, el mestizo reclama que es occidental y en esta lucha contra sí mismo –en un esfuerzo inútil y absurdo a lo Sísifo- recibe como castigo el tener que empujar perpetuamente esta roca enorme de su propia mediocridad y falta de identificación. Las élites peruanas compuestas de criollos y mestizos han tratado de crear una serie de elementos integradores -uno de ellos es la gastronomía. El resultado de estos intentos ha sido un fracaso ya que hasta que el elemento original no haya sido integrado y se convierta en elemento paradigmático de una nueva sociedad donde lo original vuelva a retomar el lugar que le corresponde, no podremos realmente progresar y desarrollarnos. Esto se evidencia cuando nos comparamos con la China y la India –países que hasta casi mediados del siglo pasado fueron colonias y empezaron mucho más tarde que nosotros en la carrera hacia el desarrollo. A pesar de ello, ambas son ya potencias mundiales fundamentalmente porque sus élites son nativas y se reflejan en la población general. No hay una mentalidad colonial y decadente. En esos países, lo auténtico pasa a través de todo el espectro cultural desde lo lingüístico, las creencias, valores, normas todo dentro de una ideología compartida. Por eso, los chinos, los hindúes, los iraníes, etc., por no tener este síndrome de Mr. Hyde y Dr. Jekyll, han logrado superar materialmente a muchos de sus “iguales” tercermundistas. ¿Cuántos años de dizque crecimiento hemos tenido en el Perú? ¿Qué resultados podemos mostrar? Los poderes fácticos, empachados de su “éxito” económico, esperaban las felicitaciones del caso cuando Michael Porter de Harvard nos visitó el año pasado. En vez de ello desnudó la pusilanimidad de los criollos y sus facilitadores. Básicamente lo que dijo fue que “…el crecimiento del Perú es una ilusión y no es real.” Más aún, el crecimiento peruano está basado entre otras cosas en el crecimiento de las exportaciones primarias, o sea escarbar la tierra y venderlo fuera. ¿Queremos volver a ser relevantes en el mundo? Pues debemos volver a retomar nuestra historia; no la insignificante, humillante, mediocre y semi-esclava que se instaló en 1532 sino la grande, orgullosa y gloriosa que existía antes. Los que dicen que eso no es posible decían lo mismo de Sudáfrica pre-Mandela, de EEUU pre-Martin Luther King, de la India pre-Gandhi. Sí se puede.

06 diciembre 2013

Mandela y las puertas que nunca debieron cerrarse

Por: Adriana Marcés

Allá por los 90´s, no me dejaron entrar a varias discotecas. Huelgan explicaciones del porqué, pero para quien no recuerda era obvio que las cholitas oscuritas no merecíamos socializar ni mezclarnos con clases y razas delirantemente consideradas mejores, siendo lo más triste que otros igualito de cholos que una eran los que te ninguneaban en la puerta. Lo que en esas épocas veinteañeras dolía y causaba rabia se fue volviendo algo trivial, total, para qué querría yo entrar donde no me quieren, pero esa actitud misia de "a poco que ni quería" muchas veces es lo que hace que algunas lepras sociales se enquisten y perduren, como hasta ahora, solapadas o no, y hace normales desigualdades sin razón de ser. Es deber de cada uno de nosotros vivir y formar a nuestros hijos en la igualdad, para que no vayan por la vida con la tara de juzgar a otro por cuánto marrón le tocó en la repartición de color. Activismo cotidiano y pacífico para que sean mejores que nosotros, y a la vez mantener el recuerdo de los que sí tuvieron el coraje de luchar contra la irracionalidad y el absurdo. Mandela puede seguir viviendo si nosotros mantenemos su legado, y si lo que enseñó lo llevamos en nuestro día a día. Es simple: muchos no entramos a la discoteca, pero él se pasó 27 años en la cárcel solo por pensar que tu color no explica quién eres. Tremendo héroe, merece seguir vigente.

La proa horadada por un cañoncito

     Julián ya se sentía libre de todo posible problema legal por sus triquiñuelas financieras del año pasado
pues ya habían anterior algunos meses y nada de qué preocuparse mucho había pasado, si no contamos con unas cuantas llamadas a casa -pocas felizmente-, un grupo de mensajes electrónicos que había que responder para que no se conviertan en llamadas, y una sesión de conciliación infructuosa en la institución gubernamental de protección al consumidor. Siguió, entonces, con su vida normal de viajes, cenas en restaurantes caros, concursos de danzas majestuosas, fotos en sociedad. Julián nunca lo esperó, pero igual le llegó.

     Nunca lo esperó porque sus iniciadores en el manejo de cuentas de inversión nunca le mencionaron esa posibilidad cuando lo convencieron a entrar a trabajar la veta FOREX, veta casi virgen. Por lo demás, había seguido las instrucciones cuidadosamente. Había desaparecido su nombre en el registro de propiedades. No había hecho propaganda directa de captación de clientes en el mercado sino que había recibido sólo a la gente que reclutaba su equipo de captación que trabajó en base a reputadas recomendaciones a él, a Julián, como ficha segura para inversiones. Había hecho una empresa de asesoría empresarial con capital mínimo. Había negociado sólo con la empresa FOREX que le presentaron, la de la filial en el paraíso financiero de una isla europea. Se había comido largas horas de trasiego financiero frente a la computadora con lo que sabía del Diplomado en Inversiones CFA Nivel 1 que había hecho online -ya el certificado lo sacaría luego-. Tramitó montones de documentos que lo hicieron, en teoría, administrador omnímodo de una gran cuenta de inversiones. No había forma de caer, le habían dicho, era totalmente intocable por la ley de nada ni de nadie.

     Todo fue viento en popa pues los clientes firmaron esperanzados los documentos que les presentó. Y es que a Julián le había quedado claro que no había que arriesgarse a perder clientes por dos o tres papeles, así que sí era una chamba crucial ver quién firmaba qué, pues hubieron quienes preguntaron detalles más específicos, quienes realizaron cálculos de beneficios anualizados, quienes hablaron de predicción de ingresos y quienes tuvieron recelo por su dinero; entonces estos debían firmar menos documentos, nunca pedirles que rubriquen notificaciones de riesgo de perdida total y, nunca jamás, firmar un poder que le permitiría a Julián hacer y deshacer con las transacciones de la cuenta.

     Y así fue. Hizo y deshizo con las transacciones, los tiempos, los montos, los ratios de apalancamiento, las protecciones contra pérdidas repentinas. Todo lo que hizo lo deshizo diligentemente en cercana coordinación con sus mentores, lejos de sus clientes, grabándose la actividad online en la partición espejo de reglamento para estos menesteres. Quedó así guardada la información de las miles y miles de transacciones pulga que hacía él quemándose las pestañas. Pero Julián había confiado, había depositado su fe en los respetables faros en el océano de la competencia financiera que lo habían escogido a él, precisamente a Julián entre tantos, para abrirle una puerta en el mundo de las inversiones internacionales. Tanta era su confianza en sus guías, que no se inmutó mientras usurpaba la identidad de sus clientes al firmar por ellos en una empresa certificadora de firmas electrónicas, algo criminalmente ilegal en toda comarca en la tierra. Tampoco se preguntó si el espejo informático que grababa la información de las transacciones que él mismo hacía y deshacía no estaría realizando alguna otra función, tal como, digamos, revertir las transacciones hechas y deshechas por él, en sentido exactamente contrario, en otra cuenta. O sea, al mismo tiempo real en que perdía todo el capital en la cuenta de inversión de sus confiados clientes, lo ganaba automáticamente en otra cuenta de cuya existencia se enteraría cuando ya fuera demasiado tarde para sacar la mano del fuego. Al fin, ése es el propósito de los espejos, reflejar en sentido contrario.

   Una vez que se cumplió la fácil misión de pérdida total del capital de la encomendada cuenta de inversión, Julián se deshizo del control de su pequeña empresa de finanzas e inversiones dejándosela a un chico universitario a cambio de un préstamo y pasó a organizar conferencias financieras con el propósito de encontrar pupilos, que como él con su mentores, dieran la vida por él; buscaba así subir un peldaño en la pirámide donde ya casi se sentía a sus anchas. Pero fue demasiado tarde.

    Fue demasiado tarde pues Julián está ahora metido hasta la coronilla en una situación legal más que peliaguda; sin importar lo que haga, saldrá perdiendo. Que pierda poco o mucho dependerá de sus pasos subsiguientes. Perder poco significaría para él prisión condicional y pago de multas con resarcimiento a su víctima, mientras que perder mucho sería dar con sus huesos en la cárcel hasta el día después que sus hijos se olviden de él. Sin embargo, la pregunta subsiste ¿será poco o mucho lo que perderá Julián? Lo más probable es que pagará mucho pues continuará escuchando como oráculo legal al encopetado abogado que le han presentado sus mentores, quienes seguirán cultivando su fidelidad inquebrantable, más aún si termina fuera de circulación. El jurisconsulto de marras, abogado al fin, lo tranquilizará con la certeza imaginaria que todo irá bien para Julián, que el prevaricato y los delitos contra la función judicial son cuentos de hadas, que la vida es una hermosura, que la vida es un carnaval.

     De tomar esa línea de acción, Julián podrá reflexionar, con todo el tiempo que le concede la sombra tras las rejas, que nunca se debe confiar dos veces en el mundo paralelo del dinero fácil. "Debí preguntarle a mi primo el que litiga para tratar el mal menor del arrepentimiento" se dirá a sí mismo en silencio, "Ahora estaría en casa con mi familia y firmando mensualmente un libro en el palacio de justicia si no hubiera escuchado a ese abogado de mierda que juró limpiarme de polvo y paja" se repetirá hasta en sueños. Pero polvos y paja serán precisamente los que le sobrarán a Julián en la cárcel.

30 noviembre 2013

La sexualidad no es cuestión de tolerancia, es parte de la vida

Por: Rubi Montejo Gamarra


     Soy heterosexual y, cuando era adolescente, solía condenar a los homosexuales por considerar su situación como "aberrante". Gracias a Dios tuve la suerte de trabajar con algunos homosexuales con quienes nació una sincera amistad y aprendí a no juzgarlos, a respetarlos y a admirar su fortaleza al enfrentar tanto rechazo y burla simplemente por ser diferentes.
     Condeno la aberración sexual -venga de heterosexuales u homosexuales- pero respeto profundamente las relaciones basadas en el amor. No creo que la homosexualidad sea una "opción sexual" como suele decirse. Ninguno de los heterosexuales "decidió" ser hombre o mujer. Nuestra sexualidad simplemente se deriva de nuestra propia identidad, de esa auto-percepción que, en nuestro caso, coincide con nuestro cuerpo. En el caso de los homosexuales, esa identidad o auto-percepción no coincide con su género, físicamente hablando, pero no es algo que ellos hayan elegido.
     Fui testigo del sufrimiento y negación que el aceptar la propia homosexualidad puede causar, del miedo al rechazo de la propia familia y de la sociedad y el deseo de mantenerse "en el closet" para evitar ser juzgado. Creo que NADIE debe sufrir así. Yo creo en Dios desde el fondo de mi corazón, pero el Dios en el que creo no es alguien que discrimine a sus propios hijos. Yo creo en un Dios que es AMOR y pregona el AMOR. Creo en un Dios que da valor a las acciones solo y solo si están basadas en ese sentimiento.
     Normalmente accedo con mucho gusto cuando amigos míos me piden dar un "Me gusta" a una página que recomiendan en redes sociales, pero en la página "Parejas Reales" en particular encontré  comentarios y  afirmaciones que me cuesta entender. Hablan de "ganar una batalla" cuando nadie les ha declarado la guerra. Dicen que si se permite la unión entre homosexuales se estaría afectando la unión entre heterosexuales. ¿Es que piensan que la heterosexualidad es tan frágil que se vería dañada? ¿Creen que su propia familia es tan frágil que podría romperse porque existan parejas diferentes? ¿Creen que la existencia cercana de homosexuales puede volverlos homosexuales también? Alguien llega al punto de afirmar que la unión entre homosexuales conllevaría  la legalización del aborto... ¡Dios! Los que asesinan a criaturas inocentes antes de que siquiera vean la luz son HETEROSEXUALES, no homosexuales. Los homosexuales NO PUEDEN PROCREAR, por lo tanto no tienen nada que ver con ese crimen. ¿Es que van a culpar a los homosexuales de los pecados imperdonables de los heterosexuales? Me pregunto que harían aquellos que condenan la homosexualidad si tuvieran hijos homosexuales. ¿Los considerarían una "aberración"?, ¿Les negarían su amor, su respeto?, ¿ les negarían el derecho a amar?. ¿Quién les dio ese derecho? ¿Quién garantiza que los heterosexuales que fundan una familia vayan a ser buenos padres? Recordemos que TODOS los asesinos seriales, los narcotraficantes, los corruptos, los homicidas, los mentirosos, los tiranos...fueron engendrados por un hombre y una mujer, así como también provienen de un hombre y una mujer los decentes, honestos, solidarios, respetuosos, tolerantes... No es tu género el que te hace buen o mal padre. Es tu calidad humana lo que hace la diferencia y no creo que las personas intolerantes puedan ser buenos padres.
     Dicen que el matrimonio existe para garantizar la perpetuidad de la especie y toman este hecho como un argumento contra los homosexuales, ya que ellos no pueden procrear. ¿Cuál es el problema con eso? hay muchas parejas heterosexuales que están en la misma situación o que simplemente DECIDEN no tener hijos. ¿Es también eso condenable? ¿Deben ser condenados porque se supone que si una pareja se casa es PARA tener hijos? ¡Caramba! ¡Yo creía que una pareja se unía porque se amaba, porque quería compartir una vida juntos, independientemente de si tenían hijos o no! ¿No creen, además, que ya somos demasiados y ese deseo de "perpetuarnos" nos está llevando al desastre?
     Jesús pregonó el amor. El dijo que sin él nada tiene valor. ¿Quienes somos para condenar el amor entre homosexuales? Tengo amigos homosexuales a los que tengo muchísimo cariño, y ésto no ha cambiado mi heterosexualidad, pero si mi antigua actitud equivocada de rechazo contra ellos y ¡les agradezco infinitamente por eso!

26 noviembre 2013

¿Qué significa ser peruano?

     Hay quienes dicen que se han gastado más de cien millones de soles -o treintiséis millones de dólares- sólo en la segunda etapa de revocatoria de algunos concejales del municipio de Lima, la capital del Perú, y que se suma a otros cien millones para la primera etapa eleccionaria de defenestración de este año. Pero también hay quienes afirman que dicho costo estaba plenamente justificado para deshacerse de concejales ineficientes. La primera posición es un hecho irrefutable -dinero contante y sonante- que se agrega a la larguísima lista de prioridades trastocadas de los peruanos, mientras que la segunda es otro claro ejemplo de cómo muchos peruanos no se escuchan a sí mismos cuando hablan, pues no puede pasar desapercibida la ineficiencia de la casi totalidad de empleados y gerentes públicos y privados en Perú.

     Sé que el risible trabajo del sector público forma parte del imaginario popular, por lo que nadie discutirá al respecto. Pero también sé que habrían muchas vestiduras rasgadas si anuncio que las gerencias privadas en Perú son ineficientes. No me corro, lo son. Y es que es juego de niños retrasados llevar adelante una empresa en un país que nunca ha dudado al corregir en la práctica su propia constitución, su acta de fundación, su partida de nacimiento, con tal de facilitarle la vida a las empresas que operan en su territorio. Eso sí, es imprescindible que los gobernantes de turno tengan pedacitos de sentido compromiso patriotero que mostrar y generalizar en el discurso mediático gobierno tras gobierno.

     Lo ilustro: presentan un pequeño porcentaje de trabajadores en planillas (21%) para que los demás sintamos que hay leyes laborales, muestran un par de sentencias justas y ejemplares para que nos olvidemos de la metástasis de corrupción judicial, exhiben a unos pocos policías dignos para que obviemos la integral ausencia de vigilancia policial en las calles, premian a unos pocos esporádicos campeones deportivos o académicos para que sigamos cómplices del subdesarrollo de la educación, mantienen en cuidados intensivos al seguro médico social para que cargue con enfermedades caras que rechazan las clínicas privadas y nos dé la impresión de universalidad de la atención médica de calidad, publican proyectos de ley contra la corrupción-trata de personas-minería ilegal-narcotráfico-contrabando-etcétera que anuncian medidas de lucha frontal el año próximo o en regiones aisladas del país para que quienes leemos titulares aceptemos los plazos eternos que acompañan a la sospechosa inacción.

     Toda esa pantomima existe en el inmenso escenario del territorio peruano, donde las máscaras carnavalescas nunca se dejan de usar pues el público-actor prefiere danzar una macabra fantasía de vacío regocijo para no tener que iniciar el recorrido del siempre difícil camino que lleva a la identidad de patria, de cara al viento y la lluvia purificadores de embustes, pues la verdad no es cuestión de mayorías. El día que los peruanos de todas sus regiones e idiomas emprendamos esa travesía, empezaremos a responder, sin los autoengaños de siempre, ¿qué significa ser peruano?

08 noviembre 2013

Perú y PISA, crónica de un desastre anunciado

vigilaperulambayeque.blogspot.com 
     Participaba en una capacitación para mejorar mi vena docente en aulas de uno de los tantos colegios que cargan el sambenito de tener nombre de santo en Perú y me enteré de la existencia de los exámenes PISA. No, no es Protocolo Internet Supra Androide ni es Periodismo Independiente del Sur Andino, no. Es una sigla que responde a Programme for International Student Assessment o Programa para Evaluación del Estudiante Internacional, aunque más veo la intención de los creadores del programa por el lado de la valoración, estimación, hasta tasación de las habilidades de un colegial para aplicar lo aprendido en aulas a su vida diaria. Pues bien, las miríadas de estudiantes que conozco no aplican lo que aprenden ni para liberar flatulencias decentemente, tarea que requiere la abstracción de múltiples variables, como pueden ser la presencia de inoportunos o el hedor corrosivo. Lo dicho, la abstracción que se requiere para desmenuzar conceptos básicos o complejos debe ser recorrida en sentido contrario para aplicar dichos conceptos, otra vez enteros, en acción en el mundo donde un acto mal calculado puede cometer estropicios realmente inimaginables: los inoportunos testigos buscarían oportunidades mucho más allá de nuestro alcance e interés, con la corrosión nasal marcada en sus nubladas miradas.

     Sin embargo, el ejemplo del pedo furtivo se me antoja demasiado sofisticado para lo que quiero presentar, permítanme recurrir entonces a la aritmética básica. De acuerdo a los resultados de la evaluación (o valoración o estimación) PISA del año 2009, mientras un estudiante chino deduce fácilmente cuánto le durará una propina mensual a cierta velocidad de gasto, un estudiante promedio peruano piensa cómo sacarle más plata a su viejo porque no tiene la más mínima idea en qué se gastó el dichoso dinero, que chico tan lindo y vivaracho. Y ni hablar de recurrir al álgebra, pues nuestro querido alumno dizque heredero de los Incas se aburre de lo lindo leyendo, que para éso se han hecho las letras, no para sustituir números, habrase visto. En concreto: que en la medición escolar mundial PISA los estudiantes peruanos de 15 años están en el sótano de los resultados, algo más abajo de las cacas de los caballos; que el año 2000 tuvimos el peor resultado de todos los 43 países participantes; que optamos por una tregua para prepararnos y el resultado del año 2009 terminó siendo igual de malo, de 327 a 370 puntos en lectura es un incremento casi vegetativo que nos aleja más de nuestros pares sudamericanos, sólo superamos a Azerbaijan y Kyrjyzstan y ellos ni enterados al otro lado del océano; que en matemática y ciencias sí somos los absolutos coleros mundiales. Aplicamos 9 años de educación vanguardista a la peruana con un resultado tan previsto como la crónica de la deyección anunciada que fue.

     Otra vez la polilla del fútbol revolotea alrededor de la lámpara de la competencia sudamericana con el Perú cerrando la tabla. Y como en el fútbol, nos encerramos en una especie de autarquía informativa elaborando estadísticas masoquistas de los "mejores" colegios y universidades peruanos, aún a sabiendas que somos los peores del mundo conocido, sabiendo que Azerbaijan y Kyrjyzstan son países nuevos en plena organización de todos sus poderes. Ni todos los autobombos de espaldas a la realidad, ni ningún pequeño atleta matemático excepcional que confirme la regla pueden iluminar la noche profusamente oscura en que medra el sistema educativo peruano. Esta época lóbrega en la formación de peruanitos marcada por el predominio de la escuela privada debe terminar y empezar el Estado peruano a replantar las bases perdidas hace 3 generaciones atrás. Los colegios estatales nunca debieron ceder la iniciativa en la producción de generaciones educadas en el Perú.

     Más aún, el Estado peruano nunca debió renunciar a formar académicamente a sus niños y jóvenes. Los pésimos resultados en la presente generación no pueden ser imputados exclusivamente a la educación estatal por dos razones básicas: (1) los peruanos en edad escolar estudian mayoritariamente en escuelas y colegios privados, aunque sea diminutos, que muchas veces conservan su alumnado acatando los pedidos desinformados de los padres de familia sólo por el hecho de ser clientes pagantes de cuotas y (2) basta una evaluación somera en la gran mayoría de universidades privadas del país para darse cuenta que los alumnos tienen un nivel de preparación deplorable en la mayoría de los casos, nivel arrastrado desde las escuelas privadas de donde son reclutados más por su capacidad de pago que por su habilidad académica.

     Habrá quienes no estén de acuerdo con mi opinión pero los hechos son sólidos e inequívocos para todos los que no somos directivos de escuelas privadas peruanas ni funcionarios del Ministerio de Educación del Perú. Cualquier maestro que tiene que lidiar con la disciplina escolar a través de interminables llamados y ruegos a las madres indolentes de alumnos voluntariamente incompetentes sabe de lo que hablo. Cualquier director de escuela que recurre a bajar el nivel de exámenes finales hasta que el 80% de sus alumnos apruebe sabe del tema. Cualquier jefe de personal de empresas nacionales o extranjeras que no encuentre profesionales peruanos idóneos para sus procesos administrativos o productivos sabe a qué me refiero.

     Chile es el país mejor clasificado en calidad educativa en Latino América y atiende decentemente al 90% de la población estudiantil en colegios estatales. Y menciono Chile para no irnos a ver los casos exitosos en Asia y Europa, aunque deberíamos. Al fin y al cabo, la educación de alta calidad es un ingrediente esencial para el desarrollo de los países y no podemos dejarla solamente al mercado privado, en donde prima la ganancia como elemento de supervivencia de las empresas educativas por encima de las reales necesidades de sus alumnos. La gran deuda de todos los gobiernos peruanos desde los años 70 es proveer a sus niños y jóvenes una educación de calidad que compita con los magros resultados de las "mejores" instituciones educativas privadas de la nación.

04 noviembre 2013

Jubilación anticipada frustrada

La razón principal por la que decidí intentar hace un par de semanas una jubilación anticipada por medio del sistema privado de pensiones que impera en el Perú no fue por el hecho de haber sobrepasado hace un par de años la barrera de los 50. No. Ésa era la razón secundaria. El mayor acicate fue el haber constatado en sudor propio que el contrato laboral promedio de un profesor de idiomas en el Perú trastabilló sin retorno a través de la ventana laboral abierta ex professo por el gobierno fujimorista, recorrió en picada los gobiernos en piloto automático del aprismo y el toledismo, y continúa su caída libre en la presente administración humalista.

Es ahora el estándar para un profesor firmar varios contratos laborales que le cubra un número de horas mínimo por semana, contratos con títulos tan galimatías como: "Contrato Sujeto a Modalidad para Servicio Específico" o "Contrato sujeto a Modalidad de Naturaleza Temporal"; o de enrevesado tinterillismo como: "Contrato para Personal de Apoyo" o "Contrato a Tiempo Parcial". Todos ellos redactados unilateralmente por instituciones educativas para enrolar trabajadores que se dediquen a, precisamente, educar. Al margen de que le llamen "servicio específico", "de Naturaleza Temporal" o "de apoyo", es para educar que nos contratan. Amén de la condición de trabajo "a tiempo parcial" que sólo existe en la mente picapleitos de los asesores legales de 20 por 10 que contratan institutos y escuelas, para los que la constitución de este país es un folletito con una larga Fe de Erratas, que es donde encuentran su sine qua non aunque sólo sea un error de tipeo, con callada anuencia del Ministerio de Trabajo.

Hecha la catarsis laboral, sigo compartiendo mi frustrada jubilación anticipada. Me informaron, después de esperar una buen hora y media, que mi fondo de jubilación era insuficiente para obtener una pensión de por lo menos la mitad de mis aportes. Cuando les pregunté que qué había sido de los otros 2/3 de mi fondo, que dónde estaba todo ese dinero que les confié a la fuerza y a fuerza de años de trabajo dependiente, me respondieron que los mercados financieros son impredecibles para las pérdidas. Pero me aseguraron, sin que yo preguntara, que para cuando yo volteara la curva de los 65 años seguro que mi fondo sería mucho mayor. Mejor aún, que para cuando yo traspasara los 65, me jubilaban sí o sí y con cualquier fondo, aunque sea infinitesimal, porque la ley lo exige así. Una ley para mí por fin, aleluya, pero tan a futuro que los expertos financieros de mi Fondo Previsional tienen más de 150 meses de plazo para elucubrar, y ejecutar, técnicas de reducción de fondos de jubilación legalmente aceptables mientras reciben mensualmente su buen 8 a 10% de comisión por perder o ganar. Ni en el fútbol, mi amigo. Aunque pensándolo bien ...

19 octubre 2013

Optimismo pesimista a la peruana.

Tengo casi la edad que tenía mi padre cuando nací. Para ese entonces ya mi país se había jodido varias veces. Como buen hijo de mis tiempos, teñí mis recuerdos de los mil tonos de verde de mi sierra peruana y del interminable gris con que la angustia de la crisis económica cubrió de pandemia los bolsillos de mi generación. Enfrentar puertas cerradas y sortear obstáculos fue el pan nuestro de cada día, pero no nos quejamos, fuimos optimistas a rajatabla con casi ningún motivo.

El progreso nos asaltó sin anunciarse cuando muchos de nosotros estábamos cubriéndonos de lluvias bajo tejas de arcilla ajena, añorando puestas de sol al otro lado de los hombros, extrañando rostros y paisajes en nuestro idioma. Y le dimos la bienvenida. Pero ya el orificio más alejado de nuestras correas estaba demasiado marcado para olvidar que la vida no es un cuento de hadas. El crecimiento económico se instaló en las arcas de nuestros bancos y nuestros gobiernos no dudaron al desmantelar las aduanas ni nuestras corporaciones pensaron dos veces antes de vender sus máquinas y llenar sus almacenes de importaciones. El superávit comercial, aunque fuera tres cuartas partes minero, nos favorecía año tras año, bendita la industrialización china.

Los chinos sacaron el pie del acelerador y el Perú aún está embalado en su paroxismo a crédito, en su arrancharse mutuamente departamentos y condominios, en sus compulsiones a rienda suelta en los pasillos de centros comerciales. Nuestros ministros y expertos del asunto dinero, proféticamente circunspectos y con Mona Lisa en los labios, nos dijeron que con la demanda interna basta. Y nosotros seguimos. Mi optimismo a rajatabla de generación X empezó a escuchar a su alter-ego del otro lado de la confianza al hojear los diarios de negocios: que bajarán las cuotas iniciales para casas nuevas, que el crédito a menores de 25 se incrementa como nunca antes, que las empresas comerciales centralizadas se extienden a provincias, que la exportación de servicios mejora. La verdad es que tanta cosa buena me empieza a dar mala espina. ¿O quieren que analicemos juntos el fondo filosófico-financiero de cada una de aquellas noticias? Entonces avísenme por correo virtual y, mientras, vayan dándole una repasadita a lo que le pasó a España cuando su fiebre estaba en lo más alto, el espejo donde debemos mirarnos los latinoamericanos hoy (el vídeo de Aleix Saló incrustado en este artículo podría ayudar en algo).

13 octubre 2013

El Alto Comisionado en Asuntos de Formalización de la Minería e Interdicción del Perú

Sin pelos en la lengua, ni en la conciencia, es más que válido decir que quien realiza una actividad económica sin autorización ni pagar impuestos está violando las leyes que sostienen al sistema en que vivimos todos, hasta los coreanos del norte. O sea: los mineros informales violan las leyes, ergo, son delincuentes. Por tanto, no existe diferencia entre ellos y los mineros ilegales. ¿Mineros artesanales? ésa categoría se aplica a quienes se meten a los ríos hasta la cintura con su colador para cernir la tierra y, con suerte, encontrar una que otra pepita de oro, individuos que hace siglos dejaron de existir sobre la faz de toda la tierra. Los mineros que quieren ser una alternativa a la gran minería tecnificada en el Perú, son ilegales o informales y usan explosivos, cianuro y mercurio a discreción y sin control. Peor aún, lo seguirán haciendo con apoyo del estado peruano.

Entre otras cosas, el diario El Peruano, el más oficial de todos los diarios del Perú citó frases oficiosas del Alto Comisionado en Asuntos de Formalización de la Minería e Interdicción, Daniel Urresti:
"... Urresti anunció que se preparan decretos supremos, que estarán listos en uno o dos meses, para especificar la cuota de ingreso de combustible a Madre de Dios, establecer el número de grifos necesarios y un registro de usuarios de mercurio."

Vamos por partes, (1) sólo se refiere al departamento selvático de Madre de Dios, lo que lo convierte en un Alto Comisionado en Extinción de Incendios Causados por los Mineros Ilegales (en cristiano: bombero gubernamental), (2) pretende ejercer control sobre la compra-venta de mercadería, lo que es anti-constitucional en el Perú, por lo que será muy fácil para quienes están explotando ese "nicho del mercado" tirar abajo sus prometidos decretos supremos de fijación de cuotas de combustibles por región, y (3) el mercurio es altamente peligroso en manos de cualquier persona sin alta capacitación, sino pregúntenle a la gente de Choropampa en Cajamarca, donde hubo, el año 2000, un derrame accidental de 151 kg. de mercurio transportado por Minera Yanacocha, empresa con más alta reputación técnica que el alto comisionado minero de marras.

Entre los empresarios sedientos de reconocimiento, que abundan en el huachafo medio limeño y cuyas fotos aparecen en las páginas de "sociedad" en revistas del medio, el rutilante nombre del puesto del Ing. Daniel Urresti causa envidia a gritos, pero en el título queda la cosa. Y es que dicho caballero retirado del ejército ostentaba un anonimato evidente en cualquier campo de las actividades profesionales en el Perú, siendo sólo algo conocido por su retahíla de ascensos en la oficialidad egresada de la Escuela de Oficiales de Chorrillos ... hasta su incorporación al staff de asesores gubernamentales del Presidente Humala casi al día siguiente de su pase a retiro del ejército peruano y su posterior alto encargo presidencial. ¿Más datos? no, ya deben ser suficientes para tomarse una fotito con él para la sección Circo Beat de la Revista Somos, a ver si se logra un instante con su touch de gloria.

Dicho alto comisionado ha liderado exitósamente la participación gubernamental en la solución de la huelga de mineros informales (ahora se le llama huelga a los bloqueos de carreteras a lo largo de este país). No tuvo mejor idea que prometer el oro y el moro para terminar una huelga que toda la gente decente (somos pocos, pero somos) esperaba durara per secula seculorum. Y lo logró, firma de por medio con la Confederación de Mineros Artesanales Todos Informales, acordando gastar el dinero del erario nacional (a espaldas de los reales contribuyentes) para facilitarle la vida a sus compinches artesanos de la informalidad ilegal y poder así:
-- permitirles comercializar metales en el país.
-- permitirles comprar legalmente explosivos, cianuro y mercurio.
-- simplificarles los trámites oficiales para uso seguro de explosivos.
-- permitirles formar parte del comité de formalización de si mismos.
-- prohibir a la policía la realización de operativos contra ellos.
-- disuadir a las fiscalías de su participación jurisdiccional contra actos
    cometidos por ellos.
-- y de yapa: simplificarles la presentación del documento único con
    que cualquiera se puede acoger a la formalización. Ahora ya es un
    formatito con firma simple, después de la simplificación será, me
    imagino, una llamada telefónica (¿Alo?, sí, voy a seguir escarbando
    y reventando cerros por acá por Cachachi, ¿ya?, mándenme cianuro
    que se me está acabando, sí, a la comisaría de Chuquibamba está
    bien, gracias ¿ah?, hasta luego, saludos al general Urresti).

A mí el arreglo no me afecta en lo más mínimo, ¿a ustedes? creo que tampoco. Al fin, vivimos la gran mayoría en ciudades donde los mineros informales demandan productos, servicios e inmuebles a granel, por ende son agentes económicos activos que apoyan al crecimiento mediante "demanda interna" que pondera desde su trono el ministro de economía de moda. Dinero es dinero, lo demás son c...

05 octubre 2013

Conversación entre desconocidos

     Como profesor de idiomas en Lima muchas veces tengo espacios de tiempo libre entre clases. En un extremo del espectro están los espacios cortos y apurados mientras que en el otro extremo se encuentran los periodos de larga resistencia, maratónicos. Estos últimos desafían mi creatividad de maestro hasta niveles de fábula, especialmente cuando no hay a la mano algún buen libro para leer. En uno de esos consabidos trechos de tiempo muerto para mi bolsillo, de mediana duración, tuve la ventura de almorzar en un pequeño restaurante de las inmediaciones. La demanda de comida a esa hora hace que los parroquianos compartan mesas para no perder la hora reglamentaria de refrigerio, así que compartí mesa con un par de desconocidos, limeños por el acento, de la nueva cepa trabajadora. Uno de ellos hizo un comentario, asumo bajo la opresión del silencio entre comensales y la conversación arrancó.
     El sábado sale la procesión del Señor de los Milagros, dijo. Sí, el sábado se dirige a la catedral tachonó el otro. ¿Y ustedes acompañan ese día? quise saber. No, ninguno de ellos había sido parte del millón de acompañantes los últimos años (yo nunca, si no cuento el año en el que desde un  tercer piso en el centro de Lima pude ver a la imagen, oler a los procesionantes y sus zahumerios, soportar a sus vivanderas y sus humaredas). ¿Han escuchado de los 16,000 soles que un tipo se había agarrado del fondo de la Hermandad del Señor de los Milagros? Un directivo de la Hermandad. Claro, si éso es costumbre, sólo que esta vez llegó a la prensa. ¿De verdad se robaron 16,000 soles? Uno solito, salado que el asunto lo destapó la televisión este año. Sí, pues. Caramba.
     Hoy día creo que es el día del anciano. No, fue ayer y lo celebré con mi viejita. Hmm, ahora hay día para todo. Sí pues, para que compres regalos. Hay hasta el día del amigo. El primero de julio, cerveza que da miedo. ¿Habrá el día del huevón? creo que en Argentina hay el día del boludo y seguro que en España celebran el día del gilipollas. No sé, quizá. Habría que celebrarlo, conozco varios que cumplen los requisitos. Y se les puede regalar huevadas (boludeces, gilipolladas), ni cuenta se darían, se los huevea no más.
     Como quien no quiere la cosa, así pasaron 40 minutos de los 180 que tenía que desperdiciar antes de reingresar al instituto. Leí los diarios con sus noticias de siempre (creo que los periodistas publican el mismo menú semanal cambiando sólo los nombres de personas y lugares). Leí un par de capítulos de Roberto Bolaño (el escritor, no el comediante con su letra ese adicional). Leí un artículo de biología en inglés para desarrollar en clase con mis alumnos del turno noche. Leí medio correo electrónico, suficiente para saber que mi clase se había cancelado. De vuelta en el pueblo, 2 horas después, me preguntaba si habrán oficializado ya el Día del Huevón.

28 septiembre 2013

El Buen Maestro (2)

Entro al amplio patio del Colegio Casuarinas en Lima, rodeado de verdes exquisitamente controlados que hacen juego y contraste con la refinada imitación de piedra de los muros, y me encuentro con toda la audiencia asistente a los talleres de capacitación del Bachillerato Internacional®, todos miembros de la élite de Colegios del Mundo del IB® creada con la precisión de un Swatch® y un toque finamente amargo de un Toblerone® a las orillas del lago de Ginebra. Me encuentro con la crema y nata de la docencia del Bachillerato Internacional® en el Perú, orgullosos operadores de una de las franquicias más exitosas en el mundo de la educación alrededor del globo. Casi todos con efluvios de spa, enfundados en Banana Republic® y Converse®. Varios de ellos importados de latitudes muy al norte de la línea ecuatorial y exhibiendo un bronceado de Stee Lauder® o de playas del sur. Algunos otros grupos, pequeños y convenientemente enrazimados en mesas tácitamente separadas, contrastan por el matiz de su piel que revela el verano de la calle limeña peatonal, toda irradiada de ultravioleta por encima del nivel 12.

 El ambiente no puede ser más adecuado para la escucha de las nuevas tendencias educativas adicionadas por el Bachillerato Internacional® a su programa global para su aplicación inmediata en los Colegios del Mundo del IB® domésticos, quizá así nuestros Andes se cubran del blanco níveo de los más nórdicos Alpes. Quizá bajo el formato globalizado suizo (¿®?) las cosas mejoren en las cúspides de la educación privada peruana, una vez que los docentes, fieles a los dogmas internacionales del IB® lo acaten. En lo que a enseñanza de idiomas extranjeros se refiere, deben reverenciar:

… que sus alumnos puedan referirse a su propia cultura y geografía, desterradas hasta ahora por no tener al inglés como lengua madre o tía (novedad que todos los teachers vienen aplicando hace décadas),

… que sus alumnos dejen de hacer riesgosas réplicas personales a textos estímulo y se puedan abocar de lleno a la mera crítica de la producción  anglosajona más políticamente correcta (pues el análisis literario registrado cual Perogrullo no crea "incómodas" controversias),

… que sus alumnos puedan ahora usar fotografías para demostrar sus habilidades descriptivas y deductivas (cualquier parecido a  exámenes internacionales del pueblo de Cambridge es una simple coincidencia),

… que sus profesores, perdón, que los profesores en las planillas de los Colegios del Mundo del IB® y al servicio del Bachillerato Internacional® (que no posee planilla docente) deberán cumplir sin dilación con las nuevas encíclicas docentes del IB®, sin olvidarse de enviar los resultados a la central suiza para empezar la base de datos de la internacionalmente ® franquiciante (que tampoco posee colegios propios).

Castillo de Frankenstein
 Y no quiero recordar las otras muchas directrices que impartieron en tres larguísimos días. Los botones de muestra que les he relatado me confirmaron que el Bachillerato Internacional® es todavía una franquicia en proceso de construcción influenciado por el magro estilo arquitectónico de su vecina ciudad alemana de Darmstadt y su afamado Castillo de Frankenstein. Por alguna razón que subyace en las profundidades meta-cognitivas de mi mente, este seminario de actualización de la educación tipo suizo me remitió mentalmente, quizás por correlación sistémica, a las globalizadas capacitaciones tipo mozzarella de Pizza Hut®. Tantos ingredientes, tantas pizzas.

22 septiembre 2013

El Buen Maestro

— El director quiere hablar con usted el viernes a las cuatro ¿puede venir?

La voz al otro lado del teléfono se me antojó la de una mujer detrás de un pequeño escritorio atiborrado de papeles, sellos, y una flor al lado de la foto de su hijo. Respondí que no por automatismo instintivo, quizás porque hasta hoy no me acostumbro a que cualquier mortal pueda interrumpir lo que yo esté haciendo (rascarme la panza, por ejemplo) para imponerme sus urgencias u obligaciones. Pero terminé aceptando la cita, pues (uno) el día y la hora me caían de perillas y (dos) el asunto pintaba como una entrevista de trabajo algo tardía, pues el director representado por la voz femenina en mi teléfono dirigía el colegio donde venía yo dictando algunas clases de preparación para exámenes internacionales de factura inglesa. Y fui.

Me vio cuando llegué cinco minutos antes de la hora pactada, pero me hizo tragar el consabido tiempo de espera que cualquier director de escuela que se respete debe hacer acatar. Considerando el tamaño de la escuela, los diez minutos de espera innecesaria fueron proporcionales a sus casi 350 alumnos reunidos en lo que alguna vez fue la cómoda residencia diplomática del representante de algún país de frontera múltiple en Asia. Transcurrido el tiempo de antecámara, que utilicé para familiarizarme con el recinto de vetustas paredes cubiertas de diplomas, logré ingresar a lo que alguna vez pudo haber sido la sala de recibo o estudio de la casa, con chimenea en desuso incluida. Reconocí al personaje con pinta de párroco de provincia, con su curva ventral de reglamento, que ya había visto deambulando con ojo avizor por el pequeño patio multi-propósito del colegio.

La conversación pintó agradable al principio gracias a que mi interlocutor no mostró mucha convicción al tratar de insuflarle el cariz de entrevista de trabajo. Estaba claro que ninguno de los dos estaba muy interesado en tornar el diálogo en una formalidad institucional. Él por su visible aburrimiento de enésima entrevista repetida y yo por mi casi nulo interés por hacerme cargo de grupos de escolares a quienes les importa un bledo el constructivismo o la mayéutica. Así, aunque nuestra conversación debió transcurrir alrededor de las preguntas recomendadas por los gurús de los recursos humanos, nos dimos maña para desarrollar temas de viajes, turismo al volante, y profesiones alejadas de la docencia. Hasta que mi enterado interlocutor tuvo que hacer su monólogo descriptivo de la enseñanza escolar, su condición de director de escuela lo exigía.

— Ser profesor de colegio es una forma de vida— me espetó en plena cara, sin transición previa.

— Al ser profesor de colegio te conviertes en parte de la familia de los alumnos que ves pasar desde que son pequeños hasta que terminan la secundaria— agregó y aspiró todo el aire que su profundidad filosófica le permitía.

Apoyé el mentón en la palma de la mano izquierda, tomé nota mentalmente que había olvidado afeitarme para la ocasión, y me apresté a escuchar con genuino interés creado por el tono confesional que el asunto había tomado. Habló largamente acerca de la poca utilidad que los conocimientos instruidos en aula tienen para la vida adulta de los alumnos y de la perentoria responsabilidad social de las escuelas para fijar valores -esgrimió el verbo inculcar dos veces y salpicó un pequeño charco de ejemplos ilustrativos.

Describió un futuro donde los profesores no hacen dinero suficiente para un retiro decente ni donde tampoco tienen más recompensas que ver egresar año tras año a un grupo de adolescentes enfrascados en sí mismos. Grupo tras grupo de egresados, el mismo año multiplicado por ene veces. No pude colegir, discúlpenme la estrechez, si el aporte de la escuela va más allá de atestiguar el crecimiento natural de los seres vivos egresados de sus aulas, ya que la inutilidad de los conocimientos había ya quedado zanjada en la alocución previa.

Mi aporte al coloquio monologal fue enfilar  contra el paupérrimo nivel académico de un estudiante universitario promedio que puebla las universidades privadas peruanas hoy en día. Sin poder contener el vómito confesional, tuve el desparpajo de afirmar que dichas universidades habían ido bajando sus exigencias académicas hasta convertirse en una extensión de los colegios donde la instrucción de conocimientos, estaba bastante claro, no sirve para la vida adulta de los párvulos. Después de regurgitar aquellas ideas iniciales, dejé de rumiar mis ideas pues intuí que tocaba un punto sensible en la filosofía de vida del director sentado frente a mí, quizás de todos los directores del país. Filosofía que, seguí intuyendo, lo motivaba en su lucha desigual contra la incomprensión de los padres mayoritariamente sobreprotectores, de los alumnos insolentemente sobreprotegidos, y de los burócratas ministeriales que justifican sus escritorios plagiando planes educativos de otros países.

Hasta hoy abrigo la esperanza de haberme callado a tiempo para no debilitar con cuatro tetudas frases la cápsula de justificación que cubre la frustración inherente al profesor escolar de estos tiempos. Callé para no hacerle notar su condición de hoja al viento soplado por el facilismo y pragmatismo ignorante que marcan esta época. Confío haberme callado a tiempo porque, después de todo, me había caído en gracia el director con pinta de algún cura de mi pueblo natal, que, además compartía mi afición por las largas rutas de bosques, de montañas nevadas y de tradiciones perdidas.

13 septiembre 2013

Minería grande, pequeña ... e ilegal.

Si alguien me pidiera resumir las operaciones de una mina a tajo abierto, le diría, fácil, primero, te tiras abajo una montaña a punta de dinamitazos. Después, trituras el cadáver despedazado hasta hacerlo todo polvo, el que lavas con una mezcla química digna de un alcohólico con impulsos suicidas. Suficiente cianuro como para envenenar a la población de todo Lima, mercurio como para evitar embarazos por una generación de 120 años, cal como para diluir todos los cementerios aledaños, azufre como para un infierno que cobije a todas las almas del congreso, ácidos como para poner a hervir a Aceros Arequipa y detergentes como para que no quede ni una mancha de tierra en el polvo. El asunto es que la mezcla con el polvo traslúcido debe terminar en un dique talla lacustre donde no cabrá ni una gota más, que este vaso es muy caro para derramarlo. ¿A dónde se va esa agua preñada? el feto dorado queda en la poza y el líquido se filtra hacia abajo, conveniente cuestión de gravedad y ambiente.

Ahora, si la empresa minera que paga para quitarnos el peso de encima fuera formal y mega-inmensa, alguna posibilidad habría de exigirles que dejen las cosas como las encontraron, aún a sabiendas que tal encargo sólo se lograría en la película Misión Imposible 15. A la misma madre naturaleza la reparación del daño le tomaría un par de sesquicentenarios. Pero si la empresa de marras fuera formal y pequeña, cuenta con que saldrían disparados cuando la fiesta de dinamita y veneno ya no sea rentable. Finalmente, si la empresa fuera informal -apelativo oficial para no llamarla ilegal- el asunto es criminal, penal, carcelario y de pena capital. Tan despreciable es dicha actividad, que entre todos los cientos de fiscales no han hallado ni un solo cristiano culpable de tal lacra en todas las jurisdicciones jurisdiccionales en que se ha dividido al Perú. Ergo, no existe. Los cerros deben estar desapareciendo por alguna especie de sarna de la tierra o mosca blanca de la piedra, cosas del calentamiento global.

Una noticia que puedo calificar de buena y mala a la vez, o viceversa, es el anuncio de la minera canadiense Sulliden del 11 de setiembre último, vaya fecha tan desgraciadamente alusiva a explosivos. El Ministerio de Energía y Minas peruano aprobó su Estudio de Impacto Ambiental para la concesión aurífera Shahuindo en Cajabamba, Cajamarca. Buena noticia porque la demanda de servicios profesionales aumentará; mala noticia porque será la profesión más antigua de la humanidad la más beneficiada, digo yo. Buena porque el flujo de visitantes foráneos aumentará; mala porque entre esos visitantes habrán quienes fuercen a cerrar las bucólicas puertas cajabambinas con 3 chapas de 4 golpes cada una. Buena porque ingresarán impuestos adicionales a los distritos; mala porque los alcaldes harán monumentos gigantescamente inútiles con ese dinero. Buena porque más técnicos tendrán chamba decente, Dios mediante; mala porque esa labor se hará a tajo abierto, creando ríos de destrucción, ambientalistas ululantes, y politiqueros oportunistas, valga la redundancia.

06 septiembre 2013

España, aparta de mí este cáliz (2)

"¡Bajad el aliento, y si el antebrazo baja, si las férulas suenan, si es la noche, si el cielo cabe en dos limbos terrestres, si hay ruido en el sonido de las puertas, si tardo, si no veis a nadie, si os asustan los lápices sin punta, si la madre España cae -digo, es un decir- salid, niños del mundo; id a buscarla!"

España cae y la indiferencia de Hispano América es casi unánime. España lucha por su, hasta hace poco, indiscutido esplendor. España se debate en los impersonales juegos de las finanzas y política internacionales. España sale a tomar las calles pacíficamente para pedir le aparten el cáliz de la deuda adquirida a sus espaldas. España clama por el cambio a un estado más social, más humano, más español. España no necesita de Latinoamérica en su tierra pero le debemos, al menos, el ir a buscarla, saber de sus avatares, mirar en su espejo para aprender a caminar de noche, y saber cómo sacarle punta a este lápiz romo que nos han entregado los políticos peruanos para los años que nos caen encima.

El extracto de César Vallejo, el poeta liberteño que vivió la guerra civil española en propia piel, sirve para cometer la herejía de llamar la atención de los peruanos acerca de la encrucijada en que nos encontramos. Y es que muchos de mis connacionales al parecer no atisban el precipicio por cuyo borde caminamos sin preocuparnos ni del viento. Aunque lo tomemos a la ligera y confiemos en el sambenito de la demanda interna, necesitamos el ingreso constante de capitales externos para mantener el crecimiento económico que venimos experimentando, esos mismos capitales que saldrían del país en un abrir y cerrar de ojos si sus condiciones no se acataran. Aunque optemos por la filosofía de los tres monos sabios, nuestras exportaciones son mayoritariamente de productos primarios de origen minero, cuyos precios internacionales ya tambalean ahora que la maquinaria china se desacelera sin que podamos hacer nada más que cruzar los dedos.

Aunque nos auto denominemos ciudadanos de la globalización mundial, y en ésto sí podemos actuar, nos hacemos los distraídos cuando de enterarse de lo que pasa en el mundo se trata. La encrucijada es seria y no he renunciado a mostrarles los fundamentos de mis temores, sino que la información está ahora tan disponible para quien quiera verla en estos tiempos de tecnología al galope. Resultará sencillo enterarse directamente a través de quienes aún viven la crisis de los Lehmann Brothers en España; donde todavía hay ruido en el sonido de sus puertas, donde aún el cielo cabe en dos limbos de terrestre ambición.

01 septiembre 2013

Viajeros de Lima (en Lima)

5:30 pm: Termino una conferencia vespertina en el Distrito de San Miguel, en Lima, con la satisfacción de quien cumplió una misión, de quien plantó una semilla, de quien se despidió con un buen apretón de manos.

6:30 pm: Abordo y me instalo cómodamente en el asiento trasero de un transporte urbano que hace el recorrido Lima – Chaclacayo, rutinarios 23 kilómetros hacia el este de la capital peruana que debo recorrer para llegar a casa. Renuncié a conducir en el endemoniado tráfico de Lima hace un buen tiempo.

- Aló
- Hola, Juanjo, ¿dónde estás?
- Hola, Grimaldo ¿cómo va todo?
- ¿Dónde estás?
- En el centro, bien sentado en la van, me estoy yendo a casa.
- Bien. Yo estoy en Trujillo, en el bus, partiendo para Chiclayo.
- ¿Qué tal el clima por allá?
- Trujillo frío y Chiclayo seguro que está soleado. Te hago una apuesta.
- ??
- Te apuesto que llego a mi casa antes que tú a la tuya.
- …
- Que llego a mi casa en Chiclayo antes que tú en Chaclacayo. Ya estoy saliendo
   de la estación.
- Escucha, yo estoy entrando a la Vía Expresa Grau. ¿Estás seguro que quieres
   apostar? Son más de 200 kilómetros de Trujillo a Chiclayo.
- Claro. Te apuesto una botella de vino a que yo llego primero.
- Es una apuesta.
- Perfecto. Chao, voy a dormir las 2 horas de camino.
- Chao.

5:50 pm: Recorro la avenida Grau, la Vía Expresa Grau de 15 cuadras — casi 1 kilómetro— a una velocidad que me permite ver, con el detenimiento de un aprendiz de escritor, mujeres jóvenes que apenas caben en sus breves vestimentas negociando con parroquianos ataviados con el gris de la hora, mientras que algunos roedores de tamaño felino rastrean las bolsas de basura en búsqueda de alimento doméstico, sacando ventaja a la competencia de humanos recicladores de papel y plástico que deben cumplir su trabajo en horario nocturno.

6:15 pm: Termina el kilómetro de la Vía Expresa Grau y puedo avistar la Carretera Central, ya fuera del centro de la ciudad y en pos de los distritos más orientales de la Gran Lima, camino al centro del país. A partir de acá solo me quedan 22 kilómetros a mi destino, un recorrido promedio para una ciudad de 10 millones de habitantes como lo es Lima. Creo que ya tengo una botella de vino en la alforja, voy a pedir que sea de cepa Carménère.

6:40 pm: Paso por la zona de Yerbateros, a 5 cuadras —30 metros— del final de la Vía Expresa Grau, atento a cada evento por la emoción de la apuesta. Los vendedores ambulantes están terminando de cerrar sus puestos de madera y hule, aprestándose a cargar las verduras y forraje que quedaron sin vender en sus triciclos motorizados que casi cubren la carretera.

7:50 pm: Mi transporte lleva ya 30 minutos totalmente estático en el carril derecho a 3 metros del puente conocido como Santa Anita, puente sobre el que cruza la Vía de Evitamiento sobre la Carretera Central. Después de otear en la penumbra de la tenue luz de los postes de alumbrado público, y descifrar a medias lo anunciado a voz en cuello por la multitud de cobradores de miríadas de buses urbanos, llego a la conclusión que sólo con la ayuda de Santiago Matamoros podremos reanudar nuestro viaje mientras que 3 de los 4 carriles de la carretera permanezcan bloqueados. Puedo también colegir, por la actitud relajada de los transeúntes, que el espectáculo se repite cada noche en la carretera y sobre el doble puente que la cruza crepitante con otra legión de buses y sus propios ululantes cobradores y bocinas.

8:45 pm: Después de liberarnos del cepo vehicular, sin ayuda de Santiago ni de la policía de tránsito, y recorrer a paso de procesión un largo distrito con sólo 2 carriles por Carretera Central, mi transporte cruza raudo y triunfante el arco de metal que nos da la bienvenida al Distrito de Chaclacayo, señal que pronto estaré en casa.

- Aló.
- ¿Dónde estás? Escucho un motor y música chicha. Te gané, ya estoy en mi casa.
- …
- Te gané. Que sea Borgoña.
- … Click.

9:10 pm: El cielo está despejado y la luna me saluda luminosa en este extremo de Lima, libre de la sucia bruma que siempre cubre al resto de la capital peruana. Llego a casa con dos nuevas certezas en mi vida: que en Lima desperdicio diariamente de 4 a 5 horas en transporte y que nunca debo apostar a las carreras en el horroroso tráfico limeño. Lo peor es que tendré que pagar con un vino Borgoña, muy dulce, caray, muy dulce.

Publicado por Juanjo Fernández Torres en Entretanto Magazine.

31 agosto 2013

La Industria del Lavado en Perú

El lavado de activos en Perú parece ser cosa de todos los días, lavan los grandes, lavan los chicos, Congorito digo yo, lavo yo también. Sólo basta leer las noticias diarias, como una entre tantas propalada por El Comercio, uno de los diarios más serios de esta nación, que nos informó esta semana:

… agentes de seguridad del [Aeropuerto] Jorge Chávez intervinieron a 10 pasajeros (6 hombres y 4 mujeres) mientras se disponían a viajar rumbo a Puno y Cusco llevando fajos de dinero –escondidos en sus maletas– por un monto superior a los US$4 millones.” (Fuente: elcomercio.pe)

Justo ahora que los precios internacionales de los minerales están decaídos, el dinero contante y sonante no falta en las maletas. El hecho que el Perú vende principalmente productos primarios al extranjero y es sólo un exportador marginal de productos agro-industriales y casi nulo en lo industrial, hace por lo menos llamativo que sigamos creciendo económicamente, dizque por la demanda interna. Éso se podría corroborar o desmentir fácilmente revisando las estadísticas nacionales de ingreso per cápita y distribución de la riqueza, los dos indicadores necesariamente de la mano si queremos ser objetivos. Al fin, la demanda millonaria de los individuos de la noticia de El Comercio no se puede comparar a la demanda de prójimos comunes. No pienso revisar estadísticas, se lo dejo a quienes defienden a capa y espada al cuasi modelo peruano de crecimiento, que hablar de desarrollo en este caso es morder más de lo que hay para comer.

Permítanme sí hacer de investigador políticamente incorrecto: es obvio que en el Perú hay varias fuentes de dinero mal habido, ergo ilegal, que necesariamente va a pasar por un proceso de limpia o no habría razón para que los narcotraficantes del VRAE, tratantes de personas en prostíbulos itinerantes, mineros ilegales a lo largo del país, funcionarios corruptos y estafadores financieros de FOREX, entre otros, se den el trabajo de montar gigantescas operaciones mafiosas en el país, contando entre sus miembros a personajes variopintos bañados con un fino barniz de dignidad social y profesional, mascarones de proa que hipnotizan a la sociedad embelesada por su poder.

El diario arriba citado le imprime a su noticia un tono de sorpresa compartida con los oficiales de seguridad del aeropuerto más importante del Perú, mientras que deslenguados ex-presidentes portan colas de paja de largos telescópicos, parlamentarios legalmente inmunes no tienen que responder a toda laya de fundadas acusaciones y denuncias, empresarios caradura impulsan con éxito leyes individualizadas, y altos funcionarios privados o estatales llevan trenes de vida que no resistirían simples auditorías.

Si bien el narcotráfico es el crimen más redituable de todos, la insania de los demás no se queda atrás y toca, más cerca o más lejos, nuestras vidas. Quizás como una medida de supervivivencia y salud mental, el peruano promedio prefiere hacer de tonto y pretender que vive en un país normal y decente, aún cuando todos los días la inseguridad ciudadana y rural producto de nuestras fábricas de dinero sucio le revienta en plena cara como una rutina que cada vez es más difícil disimular.

Paso del papel de investigador despistado al de consultor en políticas de estado: propongo despedir a todos los policías de la nación por el altísimo grado de corrupción minorista y despedir también a todos los jueces y fiscales por su parte en la corrupción mayorista para poder crear instituciones decentes que operen con la mínima eficiencia como sí lo hacen en otros países de seres humanos como nosotros. Tener instituciones promedio en el mundo no es pedir mucho, sacarlas del desagüe es otro cantar.

Propongo desaparecer a las fuerzas armadas declarándonos neutrales en todo sentido, Suiza lo hizo y ni los nazis la tocaron. El ahorro sería descomunal. No olvidemos que no es sólo economizar el gasto en armas, sino también una gigantesca planilla no productiva, inmensas instalaciones fortificadas, incontables oficinas burocráticas y más.

Propongo poblar la selva con los corruptos por haber correspondencia entre las tres cuartas partes de la población que es corrupta en el país y las tres cuartas partes del territorio nacional que ocupa la selva del Perú. Australia fue poblada en principio por reos ingleses, siendo un ejemplo real de cómo utilizar en forma más práctica la fuerza y ambición hoy recluidos en costosas cárceles urbanas, pero que no dejan de operar sus mafias en nuestras calles.

Propongo que se fomente legalmente la formación y continuidad de partidos políticos auténticos dentro de una democracia que permita el acceso de gente capaz y honesta (sin sarcasmo), en donde no haya cabida para mercantilistas disfrazados de políticos ni agrupaciones politiqueras que responden a intereses de grupo. Desde hace muy buen tiempo los ingleses nos vienen demostrando cómo elegir gobernantes que defiendan a su país.

¿Cómo hacerlo? Como pretendido consultor y aprendiz de estadista, aconsejaría muchos procedimientos para realizar mis propuestas. Como imaginario presidente colegiado de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial de esta nación, ejecutaría mis propuestas, y otras más, con la tozudez de quien se sabe en lo cierto.

Publicado por Juanjo Fernández Torres en El Libre Pensador

16 agosto 2013

Bilingüismo frustrado

Hoy quise aprender gallego. Quizá por lo del tatarabuelo que se le dio por mudarse de aquel lado de los océanos, o quizá por todas las bromas que se gastan a costa de los nativos del norte húmedo de las Españas que no dudaron para invadir las Américas hispanas en silencio, o quizá por la forma en que el idioma de marras  viene ganando el terreno que perdió en Galicia, quién sabe.

No pasé del alfabeto. Al fin y al cabo, me justifiqué, qué carajo gano hablando en gallego con gente que, como yo, ya olvidó esa tierra y sus decires hace ya un buen par de longas generaciones.

Me volví, entonces, con curiosidad de retorno a la casa del otro lado de mi laguna genética y sólo pude encontrar vestigios de lo que alguna vez se llamó la “lengua del pescador”, el idioma de los Muchik, que llegó hasta los cerros que aún se ciñen al contoneo del Río Condebamba en el norte peruano, gracias a algún grupo de mochicas viajero, tatarabuelos de este lado de los océanos.

Inútil. Ya nadie lo habla en todo el país, excepto por los lastimosos intentos de un par de académicos del INC que no logran nasalizar apropiadamente los sonidos guturales del lenguaje del fundador  Pakatnamú y los herederos Chimú de Chan Chan. Tampoco yo podría hacerlo ahora que mis años escolares yacen enterrados bajo cuatro décadas.

Al tomar conciencia de esa debacle, envidié casi con rencor a los paraguayos y su idioma Guaraní aún vivo en boca de cada uno de sus hispano-hablantes.  Pero quién soy yo, me dije, tornando a la desolación de quien se entera que ha perdido algo antes de conocerlo. Quién soy para pretender la fluidez de la conversación de los tatarabuelos que poblaron los lugares que marcan mis ancestros. Quién puedo ser yo para envidiar bilingües en otros lares que sí usan sus escuelas para mantener sus tradiciones. Qué puedo exigir a nadie si tampoco sé recitar ni el alfabeto en Quechua, el idioma de los Incas, últimos colonizadores del Perú. Ni hablar de conocer el Qhapac Ñan, camino inca que sigue recorriendo ruinoso el territorio que llamo mi país.

Publicado por Juanjo Fernández Torres en Entretanto Magazine.

13 agosto 2013

Esclavos en nuestros tiempos

Alguna vez Ángela fue conocida como Angelita. Hoy nadie la conoce por ese nombre, ni ella misma. Hace ya largos cuarentiocho meses se cerró abruptamente para ella un capítulo de trece años en su vida en el que sí tuvo una cama para ella sola en la casa de sus padres en su pueblo natal, una cama que no debía compartir apresuradamente con todo aquél minero que transe precio a la entrada de la tienda de campaña en la que don Gregorio la exhibe como su propiedad a los cofrades de la excavación al pie de alguna montaña preñada de mineral valioso.

Pepito le decían en su casa en la aldea selvática donde nació y vivió diez años. Ahora es José a secas y debe robarle a un cerro varias cargas de volquete a punta de pico y pala con la esperanza que su dueño, don Felipe, no olvide llevarle el diario plato de frejoles y arroz como premio por su trabajo. Con suerte, si algo brillara con un color más cobrizo en alguna palada, podría esperar un huevo frito sobre el potaje de cada día. Los días de tacacho, juanes y cecina están ya perdidos en su memoria y sus papilas; que cuando hay hambre, cualquier plato es potaje, aún cuando la poca carne provenga de algún roedor distraído.

Dos casos resumidos de los tantos miles de personas que son arrancadas de sus vidas, de sus familias, de sus tierras para utilizarlos como esclavos productores de ganancias mediante la explotación sexual y los trabajos forzados conexos a los múltiples campamentos mineros en operación, con especial énfasis en la minería ilegal que silenciosamente continúa su marcha inexorable desolando territorios enteros de América Latina, visibles ya desde fuera de la atmósfera terráquea. Esta cara de la moneda productiva de materias primas nos hace celebrar la baja de los precios internacionales de los minerales, aún cuando ese hipo bajista perjudique al ingreso nacional de varios países que no utilizan ni un centavo para proteger efectivamente a sus ciudadanos más vulnerables, niños y niñas de las zonas periféricas de las ciudades y fronteras de las naciones subdesarrolladas.

No es un secreto para nadie que la trata de personas es un gran negocio en el mundo criminal. Todos sabemos, o hemos escuchado, que es un “negocio” de miles de millones de dólares anuales, que sólo el narcotráfico genera mayores rentas, que existen muchas instituciones públicas y privadas dedicadas declarativamente a su control, que la esclavitud fue abolida de las Américas en el siglo XIX, y tantos detalles más que entran por un oído y salen por el otro. La trata de personas sigue floreciente y saludable sembrando el terror entre sus víctimas y aprovechando que nadie cree que las cosas malas le sucedan a uno mismo o que muchísima gente utiliza los servicios y productos obtenidos mediante la explotación sexual y el trabajo forzado de los esclavos modernos. Un siglo y medio después, podemos decir que Abraham Lincoln en los Estados Unidos del norte y Ramón Castilla en el Perú solo hicieron un avance parcial al ilegalizar la esclavitud en sus países.

Publicado por Juanjo Fernández Torres en El Libre Pensador.

21 julio 2013

La embarcación pirata

Solicitas al agente FOREX te autorice participar en una cuenta virtual de inversión en intercambio de divisas. Dicho agente te solicita le envíes copia de tu DNI y del encabezado de un Reporte de Tarjeta de Crédito a tu nombre y ... lo que aún no sabes es que estás pidiendo subir a bordo de una embarcación de la que querrás escapar una vez tu dinero deje la seguridad de tu cuenta y pase a control de los corsarios de FOREX.

Como todavía no conoces al capitán del barco ni sabes qué quiere él de ti, continúas el proceso virtual. Conste que no sospechas nada en absoluto porque el agente con el que estás hablando te ha sido recomendado, sin escatimar adjetivos positivos, por tus propios amigos, específicamente esas amistades tuyas que tú sabes que viven bien gracias a sus habilidades y conocimientos del mercado financiero internacional; evidentemente, tú quieres ese mismo tipo de vida de eternas vacaciones, tú quieres que tu dinero trabaje para tí, como lo hace para tus amigos los inversionistas. Así pues, hecha la aclaración, el agente FOREX te envía 2 documentos contractuales que debes firmar y remitirle para realizar el registro en la cuenta solicitada, lo que haces a vuelta de correo electrónico pues lo estipulado en los papeles se ve neutro e inofensivo.

La empresa FOREX en Nueva York, para la que trabaja el agente tan efusivamente recomendado, te envía un correo donde te dice que los documentos requeridos para aprobar tu participación en la dorada cuenta de inversión están pendientes para tu firma. Intrigado, le consultas a tu casi agente pues los dos documentos requeridos por él ya los firmaste y remitiste. Él te responde, muy canchero, que es tan solo una des-coordinación interna en la empresa FOREX y que no es necesario enviar más documentos, que él solucionaría el asunto por ti. Ante tal eficiencia de tu agente, por encima de la capacidad de la empresa gringa, te quedas tranquilo y satisfecho. Al fin, estamos hablando de una persona proba recomendada por honestos amigos de toda la vida. Entonces, no vuelves a recibir correo alguno al respecto, por lo que asumes que todo va viento en popa.

La empresa FOREX autoriza por correo tu ingreso a una cuenta de inversión, la PAMM1300033... , y te da instrucciones para depositar tu capital a invertir en la cuenta de ellos en el JPMorgan Chase Bank de Nueva York. Claro, tu agente confirma las instrucciones de transferencia a Nueva York, caso contrario no lo harías. Remites constancia de transferencia a través de tu banco y tu agente FOREX acusa recibo y oficializa tu condición de tripulante de la embarcación virtual FOREX.

El dinero invertido, tuyo y de otros pequeños inversionistas, se pierde en la plataforma virtual  FOREX mientras que tu agente FOREX, el cien veces recomendado, hace oídos sordos a tus constantes pedidos de trabajar con perfil conservador. Presentas una queja a tu empresa FOREX en Nueva York por la obvia “negligencia” de tu agente a lo que te responden que ellos solo siguen instrucciones de tu agente y, ojo, te remiten 5 (cinco) documentos que tú supuestamente habías firmado aceptando altos riesgo de inversión y dando carta poder a tu agente FOREX, el mismo que tantas veces fue ponderado por tus amigos, para decidir qué hacer con tu dinero. Ahí te percatas que sólo habías firmado 2 papeles, inofensivos ambos, y que la empresa FOREX de Nueva York te había enviado 5 documentos. Por más malo que seas en biología, sí sabes que los papeles no se reproducen, que no hay manera que dos documentos se casen y tengan tres hijitos y encima los bauticen. ¿Qué ha pasado?

Pues que el nunca bien ponderado agente FOREX con el que te enrolaste como tripulante del barco FOREX ha registrado tu firma en una empresa registradora de contratos, de Chicago esta vez, y ha hecho validar los 2 documentos que firmaste y otros 3 más (los hijitos putativos de papel) donde está la información de altísimo riesgo y carta poder que, si te los hubiera mostrado, no se los hubieras firmado ni a tu mamá. Tu ponderado recomendado agente FOREX obró con el sentido común de cualquier criminal de cuello blanco: falsificó tu firma para registrar los tres papeles más peliagudos porque sabía, la experiencia es madre de la ciencia, que lo mandarías al carajo con todo y recomendaciones si leías lo estipulado en los tres documentos hijitos, pues las leyes gringas y europeas, en dudosa ética, exigen se comunique a los pequeños inversionistas que serán víctimas en un futuro venidero.

Pues hablas con la empresa registradora de Chicago quienes se hacen los suecos (o los rusos, pues no entienden lo que quieres decirles aún en su propio idioma) y te arrullan con palabras de solidaridad. Te quejas a la empresa FOREX de Nueva York y te mandan a hablar con su propia filial en Malta (sí, un país-isla europeo donde todo puede pasar cuando de dinero se trata). Indagas en las instituciones financieras reguladoras de tu país y te dicen, compungidos, que las actividades FOREX no son reguladas por ellos. Le reclamas a tus dilectos amigos que recomendaron tan diligentemente a tu agente estafador y se compungen aún más que las instituciones financieras.

Justo cuando estabas totalmente borracho de expectativas de tu vida de eternas vacaciones, la embarcación FOREX te abandona en una isla desierta en medio del ancho océano quedándose con tu dinero que seguirá trabajando para ellos.

(En una siguiente entrega les contaré cómo hundir a ese barco pirata que se cree inalcanzable, intocable).

20 julio 2013

Primero de mayo en el Perú de siempre

Corrían los años 70 en la bucólica sierra norte del Perú. Vivía en un pueblo de doce calles por lado, en una calle con el nombre de un pintor de renombre que emigró joven para crear la escuela indigenista. Nunca me importó mucho la vida del prohombre que numeraba mi casa, o me importó mucho menos que el hecho de vivir a tiro de piedra del colegio donde estudié la secundaria. Esa cercanía me daba el privilegio de levantarme lo más tarde que el reloj me permitía y vaya que le sacaba el jugo al asunto. Todo ello era diferente la mañana del 1 de mayo.

Esa mañana salía una buena porción del pueblo a florecer, una costumbre más antigua que la memoria de quienes la practicaban por generaciones y que nos llevaba a salir de casa en la madrugada oscura, mucho antes que los gallos soñaran con abrir el pico, e iniciar una caminata a algún lugar alejado del damero de 144 esquinas que ocupaba nuestra pequeña urbe, a algún lugar en donde la naturaleza aún reinaba, y poder ahí recibir al sol empapados de rocío matutino, shullay le llamaban. La tradición decía que debíamos recoger flores silvestres al romper el día para obtener energía y salud. Madrugábamos y recorríamos distancias de una o dos horas a paso apurado para cumplir con una tradición de renovación anual de energía y, por qué no, pasar un buen día feriado almorzando en el campo. Nunca nadie mencionó el hecho que el día era feriado gracias a que seis individuos, europeos exiliados en su mayoría, fueron ejecutados públicamente en la ciudad norteamericana de Chicago por reclamar activamente por el cumplimiento de la jornada de las 8 horas de trabajo allá por el siglo XIX.

De regreso a nuestros días, vivo en una mega ciudad que acumula voraz el 30% de la población del país y se cobija bajo el hongo de humedad y contaminación que la respiración de diez millones de gentes al unísono ha creado al costado de los andes occidentales donde nunca llueve. Por esas condiciones de desierto sobre explotado, la productividad de la ciudad de Lima es crucial para la sobreviviencia del modus vivendi del Perú. De allí que las leyes de trabajo sean tan flexibles y las instituciones gubernamentales tan permisivas. Las primeras contravienen a la propia constitución peruana que las justifica como entes jurídicos y las segundas se parapetan inactivas en sus oficinas archi pobladas de burócratas que ni la propia constitución peruana reconoce como entes provechosos.

Vivo en un país que ha venido creciendo económicamente imparable por décadas, pero cuyos ciudadanos deben aún firmar contratos privados de locación de servicios para poder acceder a un puesto de trabajo sin derecho laboral alguno, con hora de entrada fija y hora de salida incierta. Vivo en un país que ha creado un boom turístico y gastronómico sui generis, pero cuyos trabajadores deben aún aceptar tres trabajos a tiempo parcial que no les permite tener vacaciones anuales. Vivo en una ciudad donde a nadie le importa saber quién se inmoló por una jornada de trabajo de ocho horas que no existe en sus vidas, como tampoco existe el rocío matinal y las flores silvestres de la madrugada del 1 de mayo.

23 junio 2013

Un director de escuela

"El director quiere hablar con usted el viernes a las cuatro ¿puede venir?" me preguntó una voz de mujer al otro lado del celular lleno de inútiles teclas y aplicaciones que solo uso para hacer y recibir llamadas. Primero respondí que no porque, en el fondo, hasta hoy no me acostumbro a que cualquier mortal pueda interrumpir lo que yo esté haciendo -rascarme la panza, por ejemplo- para imponerme sus urgencias u obligaciones. Pero acepté ir porque, en realidad, era un buen día y mejor hora para lo que parecía ser una entrevista de trabajo tardía, pues el director representado por la voz femenina en mi teléfono dirigía el colegio donde venía yo dictando algunas clases de preparación para exámenes internacionales de factura inglesa. Y fui.

Me vio cuando llegué cinco minutos antes de la hora pactada, pero me hizo pasar por el consabido tiempo de espera que cualquier director de escuela debe hacer respetar a quienes hacen antecámara para conversar con ellos. Considerando el tamaño de la escuela, los diez minutos de espera fueron proporcionales a sus casi 350 alumnos reunidos en lo que alguna vez fue una cómoda residencia de techo a dos aguas y pisos de madera, suficientemente amplia para una familia acomodada de cuando el barrio donde está ubicada producía alimentos de pan llevar. Transcurrido ese tiempo, en el que paseé en un recinto de vetustas paredes cubiertas de diplomas ganados por el colegio por participar en eventos de otros colegios, me hicieron pasar a lo que alguna vez pudo haber sido la sala de recibo o estudio de la casa, con chimenea en desuso incluida, y reconocí al personaje con pinta de párroco de pueblo, curva ventral incluida, que ya había visto deambulando con ojo avizor por el pequeño patio multi-propósito del colegio.

La conversación fue agradable debido quizá a que mi interlocutor no mostró mucha convicción al tratar de insuflarle el cariz de entrevista de trabajo. Estaba claro que ninguno de los dos estaba muy interesado en formalizar el diálogo. Él por su visible aburrimiento de enésima entrevista repetida y yo por mi casi nulo interés por hacerme cargo de grupos de escolares a quienes les importa un bledo el constructivismo o la mayéutica que alguna vez traté de filtrar entre sus imágenes mentales cargadas de video-juegos, video-sexo y video-violencia. Así, aunque nuestra conversación debió transcurrir alrededor de las preguntas recomendadas por los gurús de los recursos humanos, nos dimos maña para desarrollar temas de viajes, turismo al volante y profesiones. Hasta que llegó el punto en que mi enterado interlocutor hizo un monólogo descriptivo de la docencia escolar, su condición de director de escuela lo facultaba a ello.

"Ser profesor de colegio es una forma de vida. Al ser profesor de colegio te conviertes en parte de la familia de los alumnos que ves pasar desde que son pequeños hasta que terminan la secundaria" dijo a modo de introducción. Supe entonces que me hallaba a puertas del conocimiento práctico, quizá filosófico, de la vida de un profesor de escuela privada en el Perú. Apoyé el mentón en la palma de la mano izquierda, tomé nota mentalmente que me había olvidado de afeitarme para la ocasión y me apresté a escuchar con genuino interés creado por el tono confesional que el asunto había tomado. Habló acerca de la poca utilidad que los conocimientos tienen para la vida adulta de los alumnos y de la perentoria responsabilidad social de las escuelas para fijar valores -creo que el verbo inculcar fue usado. Describió un mundo donde los profesores nunca hacen dinero suficiente para un retiro decente ni tampoco pueden tener más recompensas que ver egresar anualmente del colegio a grupos de niños convertidos en adolescentes -no pude colegir, discúlpenme, el aporte de la escuela más allá del crecimiento natural de los seres vivos egresados de sus aulas, ya que la inutilidad de los conocimientos había ya quedado zanjada en la alocución y mi mente se negaba a quitarle a mi familia el mérito de imbuir valores. Al final disertó acerca de la docencia de sacrificio cargado de apoyo a los alumnos y sus familias, seres en formación ávidos de valoración todos ellos al fin.

Mi aporte a la mutua confesión fue explicarme en voz alta el paupérrimo nivel académico y actitudinal -algo sé de la jerga docente- de los estudiantes universitarios que pueblan las universidades privadas peruanas hoy en día. Continué, sin poder contener el vómito confesional, afirmando que dichas universidades habían ido bajando sus exigencias académicas hasta casi convertirse en una extensión de los colegios donde los conocimientos, estaba claro, no sirven para la vida adulta. Después de regurgitar aquellas ideas, cerré la boca pues intuí que tocaba un punto sensible de la filosofía de vida del director sentado frente a mí, y de todos los directores del Perú. Filosofía que, seguí intuyendo, motivaba su afán de lucha desigual contra la incomprensión de los padres sobreprotectores -que son la inmensa mayoría-, de los alumnos insolentes -que son todos los sobreprotegidos-, y de los burócratas ministeriales -que son los que plagian planes educativos de países desarrollados.

Intuí que había logrado callarme a tiempo para no destruir con otras cuatro frases la cápsula de justificación que cubría su frustración, inherente al profesor escolar de estos tiempos. Callé para no hacerle notar su condición de hoja al viento que exhalan quienes vienen construyendo una sociedad cargada de facilismo y pragmatismo exento de conocimiento auténtico y olvidado de valores legítimos. Aún cuando la intuición no es una de mis virtudes, logré callarme a tiempo porque, después de todo, me había caído en gracia el director con pinta de algún cura de mi pueblo natal, quizá porque compartía mi afición por manejar largas rutas de bosques, nevados y tradiciones perdidas.