16 septiembre 2012

Estupidez masiva

     Dícese de la torpeza notable en comprender las cosas, reza el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española refiriéndose a la estupidez.  Mientras que los antiguos romanos llamaban stupidus a quien veían aturdido o estupefacto. Y masiva es la cantidad de gente que viene embaucándose a sí misma desde hace ya un rato largo con el cuento del debate Conga. Lamentablemente, esa masa humana, cuantificada, roza la población total del Perú.
     Mucho se ha dicho, escrito y publicado a favor o en contra de la instalación del asiento aurífero Conga en Celendín, Cajamarca, como también se hizo con la actividad minera en Tambogrande, Piura. Agregar otro sabihondo o superficial recuento de lo que pasó o no pasó, pasará o no pasará en esa historia ya tan trillada, caería en el sopor de un partido del campeonato peruano de fútbol. Quiero, más bien, resumir todo este asunto en el título de esta entrada de blog: estupidez masiva.
     ¿Cuán difícil es entender, comprender, que si la minería formal es expulsada de una región, su lugar será reemplazado indefectiblemente por la minería ilegal? Pues no mucho. Pero, para el caso, parece ser una  tarea altamente consumidora de neuronas peruanas, que en estos tiempos dizque tienen mejor uso en lo que la prensa destaca diariamente, ya sea de motu proppio o a pedido especial de parte.
     Con muy pocas excepciones -entre las que se encuentra el programa Tribuna Abierta cuyo vídeo hemos insertado- los parámetros de la televisión, radio y periodismo peruanos, a juzgar por lo visto rutinariamente, se circunscriben casi exclusivamente a la farándula, no el arte; los políticos, no la política; los futbolistas, no el fútbol; o cualesquier persona, hecho u objeto que sea lo suficientemente descarado, con su poquito de lúbrico más, para el gran público.
   Entonces, entender o comprender algo que tenga que ver con la minería ilegal, adecuado o no, es simplemente algo que se dará masivamente cuando los titulares se ocupen de ella en todas sus aristas; hasta que el grueso de los peruanos salga de su aturdimiento, su estupefacción, su estupidez.
    A modo de ejemplo: grupos de mineros ilegales tomando carreteras en todo el país en reclamo por sabe Dios qué, SUNAT confiscando petróleo en tránsito hacia clientes no identificados en Madre de Dios, la capital de la provincia cajamarquina donde opera Sulliden-Shahuindo (empresa aurífera que cotiza en BVL)  invadida por la criminalidad cotidiana de asiento minero informal, y otras notas periodísticas por el estilo se pierden en el mar de noticias menores que rellenan páginas interiores, mientras que los titulares en Lima se deslenguan con los entretelones de la vida del presidente de la Región Cajamarca. A quién le importa si las balas son de plata o de latón, lo importante es apuntarle al bulto y no al problema, parecen pensar.
    Y ya que la debacle del oro ilegal en Madre de Dios parece ser menos dramática que la última paliza a la vedette de moda, otra prueba palpable de lo que le espera a Celendín se encuentra en el páramo que es ahora la zona limonera piurana de Tambogrande, de donde se expulsó a la minería formal al compás del lema "Sin limones no hay cebiche". Precisamente, el cebiche con mango que resultó de la decisión de algo más del 93% de los pobladores terminó haciendo pedazos a una hermosa zona agrícola del país, gracias a sus propios agricultores. ¿Habrá que encontrar oro en los extintos ríos y valles de Lima para salir de la estupidez masiva?

09 septiembre 2012

La guerra desapercibida

Los españoles y extranjeros afincados en Madrid y Barcelona vuelven a experimentar la división de sus comunas en dos corrientes de opinión: los unos que propugnan la construcción de ciudadelas pobladas de casinos al estilo Las Vegas norteamericana y los otros que se oponen a la existencia de la industria del juego en gran escala en sus ciudades.
Los unos alegan que la gran crisis y el desempleo serán paliados con 250,000 empleos en cada comunidad mientras los otros aseguran que dichos empleos, si es que llegan a sumar esa alta cifra, pagarán salarios paupérrimos. Los unos no necesitan hacer uso de su voz pública porque los gobiernos comunales ya vienen negociando la construcción de los emporios del juego con sumo interés, mientras los otros vienen tañendo cacerolas en calles y plazas.
Al otro lado del mundo, los peruanos y extranjeros que radican en el país ya están más que acostumbrados a la presencia de casinos en las principales calles de sus ciudades y bien, gracias.
Al igual que las empresas que gozan beneficios tributarios en zonas francas, la selva y las alturas de la sierra, los casinos en el Perú justifican su existencia en la creación de puestos de trabajo, fin social que el estado protege sin tapujos. Sin embargo, y como para darle la razón a los otros españoles, dichos trabajos son de bajo nivel salarial, tal como es la norma tácita del Cholo Barato que ha definido el libre mercado en su insondable sabiduría.
La cosa empeora cuando nos percatamos, gracias a Wikileaks, que los casinos sirven como vehículos de lavado de capitales.
Ya en el 2009 el embajador norteamericano de turno, Michael McKinley, informaba a su oficina matriz el resultado de un estudio realizado por el Departamento del Tesoro de los EEUU que mencionaba la ausencia total de controles en los casinos establecidos en el país y, por ende, la gran puerta abierta que esto representa para el lavado de capitales y colocación de dinero falsificado. Solo basta perder mucho dinero en las ruletas para legalizar ese dinero que nadie pregunta de dónde viene.
Por desgracia, en el Perú medran los operadores de casinos expulsados de países con la legislación pertinente y España está a punto de ser invadida por un consorcio de casinos, Las Vegas Sands, que se encuentra bajo investigación por el Departamento de Justicia norteamericano debido a sus contactos con un ciudadano chino-mexicano detenido por lavado de capitales a través del banco británico HSBC, Zhenli Ye Gon.
La guerra contra el crimen se viene peleando día a día. Por allá, España no baja la guardia ante los intentos de los cárteles mexicanos por abrir una puerta más para su tráfico hacia toda Europa. Por acá, Brasil y México, entre otros latinoamericanos, hacen esfuerzos para adecuarse a las 40 recomendaciones de la GAFI (Grupo de Acción Financiera Internacional) para luchar contra el lavado de capitales.
Pero en el Perú la lucha avanza con pies de plomo con una Unidad de Investigación Financiera, enquistada como un forúnculo interno de la Superintendencia de Banca y Seguros, que deja a las empresas objetivo, entre ellas los casinos, nombrar a sus propios ejecutivos de cumplimiento, los mismos que ven cuesta arriba generar reportes de actividades financieras sospechosas, so pena de perder su chambita.

03 septiembre 2012

Saliendo de Lima

Sentado en la camioneta, observando por una ventana el desfile consuetudinario de vistas de la ciudad de Lima y sus millones de contrastes, e imaginando que llevo en el ojo izquierdo una cámara de vídeo para registrar la miseria nuestra de cada día, mil y un pensamientos se entrecruzan en un tejido muy tupido de noticias periodísticas, algunas de dudosa portada y otras de columnita con datos mal traducidos, y peor interpretados, de revistas extranjeras.
El hoy archipoblado valle del Rimac se va estrechando en el camino franqueado por cerros desérticos  cubiertos de casitas multicolores como una inmensa buganvilia de ladrillo, tal como la minería ilegal sigue extendiendo raíces debajo de cada piedra dorada en cada cerro o río del Perú, jodiéndolos en gran forma e inmoral estilo. La minería legal no se queda atrás sacando cuerpo a los planes de cierre de viejos asientos mineros que desertificaron parte de la sierra, poniendo a las empresas liquidadoras a seguir contaminando pueblos enteros por dinero para acreedores.
El vocinglero tráfico de la eterna hora punta de Lima esfuma horas del tiempo de los viajantes mientras que el precio de venta del GNV para vehículos sigue inflado como un globo del que solo el 4% de lo que paga el consumidor va a la extractora del gas en Cusco.
Cada centímetro cuadrado de la ciudad se cubre con polvorientos mantos de estridencias, anuncios enmugrecidos, negociantes minoristas, y fábricas informales, en tanto que los políticos-empresarios peruanos (dualidad vaso-comunicante en el Perú de hoy) siguen cubriéndose con un muchas veces remendado manto de honestidad en medio de uno de los más altos niveles de corrupción y en la omnipresencia del lavado de los dineros del narcotráfico, el oro sucio, y la trata de personas.
Mientras en Lima una mujer parada al borde la autopista de evitamiento espera pacientemente a que su pareja alivie la vejiga contra una pared ennegrecida de úrea humana y, en un semáforo especialmente demorón, un taxista lava su llanta delantera con su propia orina, a 850 km Conga no va. Lógicamente, el presidente regional libera su carga intestinal sobre todos los que buscan formas de hacer minería responsable pues ve su candidatura presidencial enflaquecer sin estado de emergencia en Cajamarca. Ya tendrá mucho tiempo y facilidades la minería ilegal bajo su tutela para muy eficientemente darle con palo al medio ambiente de Celendin y a los esclavos de ambos sexos que llenan esos campamentos de desarrapados.
Después de 40 minutos de viaje, empiezo a admirar en silencio el cielo insinuándose celeste, sabiendo, gracias a los artículos aduladores de los periodistas financieros y corporativos, que nuestro país sigue admirando, divinizando, a los exitosos en negocios, aún cuando tengan un zapato sobre nuestro cogote laboral y el otro sobre el albedrío de los jueces. Essalud en huelga, el SUTEP en huelga, la CGTP en huelga, la Región Cajamarca en huelga, los mineros ilegales en huelga, huelgan comentarios.
El chofer, sin consultarme, me obliga a escuchar ruidos a los que debo asumir él llama música y sólo atino a  tratar de desatar inútilmente los nudos de las miserias de Bartola, Susy Díaz, Beto Ortíz, Ciro Castillo Rojo, Florcita, la pareja presidencial y un sin fin de ruidos de tabloide por el estilo. ¿Ganará Perú el viernes?